12 de marzo
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Alejandro Pineda López, uno de los tres niños accidentados en un juego mecánico, denunció que el operador lo ignoró cuando lo alertó a gritos de un tronido que hacía.

Entrevistado en su casa el martes siete de marzo, seis días después de que se fracturó la tibia y peroné de la pierna derecha, con abundancia de detalles relató  lo que sucedió dentro del juego “El huracán” al que se subió con  dos niños más.

“En las primeras vueltas escuché que tronó tres veces seguidas, dio otra vuelta y volví a escucharlo, le grité al de la cabina que lo detuviera, pero con el  ruido de la música no me escucho, al tercera tronido se volteó  el carro donde iba con  los otros niños”,  explicó Alejandro.

Afirmó que aún le hizo señas con sus manos al operador del juego mecánico, este lo ignoró y tampoco debió haber oído los ruidos que generaba.

“Después del percance no supe qué pasó con los otros niños que iban en el mismo carrito que yo, sólo recuerdo el impacto, vi que se desprendió un motor y empezó a quemar una lona y cuando reaccioné ya estaba en el hospital”, agregó.

El papá del menor herido comentó al reportero de AMAQUEME que él y otras personas lograron retirar los carros que se encontraban arriba del menor, que le causaron la fractura de su pierna.

“Al ver cómo se desprendió un carro que iba atrás del de mi hijo, corrí a intentar quitar los otros carros de donde  estaba mi hijo, al igual que los papás de los otros menores que quedaron lastimados”, refirió Marco Antonio Pineda.

Dijo que después del percance alguien llamó a los bomberos, que tardaron en llegar cerca de 15 minutos a prestar el auxilio, por el número de vehículos que pasaban frente a la presidencia y de personas que caminaban en esa calle.

“Ya iba a terminar de dar las vueltas, pero antes de eso sucedió la desgracia y cuando empezó a girar de reversa se escuchó que tronó varias ocasiones hasta que el carro mi hijo se volteó y quedó con las llantas hacia arriba y él  atorado en el carro”, externó.

Indicó que por la inercia, los carros se deslizaban en reversa y se iban montando al de su hijo, quedando cuatro en esa forma, uno de ellos con dos personas adultas que quedaron hasta arriba.

El padre del pequeño apuntó que al momento del percance casi nadie subió a ayudar a quitar los carros de encima, sólo unos zapateros y otros papás.

“Una enfermera que se encontraba en el lugar le estuvo tomando los signos vitales a mi hijo  y nos  decía que estaba vivo, ya que nuestra primera impresión de ver al accidente fue que había muerto”, informó.

Marco Antonio dijo que el dueño del juego, Alejandro Arizmendi Nájera  se hizo responsable de parar las curaciones de su hijo, que resultó con fractura de tibia y peroné y contusiones en el cuerpo.