12 de marzo
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¿Arquitectura Vernácula? Si, Vernácula, esa que hemos dejado en el olvido, si, esa que dio la identidad a nuestros pueblos y nuestras regiones. Es una arquitectura donde solo se empleaban materiales de la región los cuales lograban proyectar una tipología única que convertían a nuestros pueblos en lugares con encanto.

Uno de los materiales más empleados es la tierra, para crear adobes entre otras utilidades.

Ancestralmente la tierra se mejoraba con arena, arcilla, o hierba los cuales ayudaban a mejorar sus cualidades y tener una mayor resistencia a la intemperie, aumentando su resistencia y facilitando el manejo de los adobes; la combinación con la piedra ayudaba a impedir que subiera la humedad del suelo.

Otra de las características del adobe es la temperatura, la cual se pueden lograr mantener hasta 18 grados adentro de las viviendas, pese a tener cerca de 38 grados de temperatura en el exterior, condición que disminuye los costos en calefacción y ventilación en diferentes épocas del año.

Entre otros materiales tenemos la madera, piedra volcánica, piedra de rio y el nopal, este último con grandes propiedades para pintar o impermeabilizar.

La continuidad de esa tradición se ve amenazada en todo el mundo por las fuerzas de la homogeneización cultural y arquitectónica. Ya que, al paso de los años, acarreados por la modernidad vemos tristemente como las nuevas tecnologías nos van cautivando para hacer uso de las mismas, creando así, construcciones con materiales industrializados, prefabricados, los cuales rompen de una manera dramática con la tipología e identidad de las regiones.

La arquitectura vernácula no puede dejarse a un lado, ya que rescata el respeto al entorno, es adaptable a diversos sistemas constructivos y sobre todo a los aspectos sustentables, los cuales tienen como objetivo encontrar el equilibrio entre el medio ambiente y el uso de los recursos naturales.

Un ejemplo muy claro es el pueblo de Taxco en Guerrero, donde las autoridades y la misma población crean y respetan las reglas para seguir conservando y magnificando su identidad haciendo más encantador ese bello lugar.

Sin embargo, podemos seguir conservando y promoviendo la identidad de nuestros pueblos, disfrutando al mismo tiempo la modernidad haciendo una integración adecuada de estas dos arquitecturas, dando como resultado pueblos mágicamente encantadores.

Conservemos la identidad y aprovechemos los recursos naturales de nuestros pueblos, seamos tan encantadores como nuestro pueblo mismo.

Arquitecto Erik Núñez

Catedrático de la Universidad Alzate de Ozumba