13 de marzo
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Aldo A. Aranda.

ECATZINGO, Méx.- Aun adolescente, Carlos Enrique López escribió su primer libro de ciencia ficción, cuya trama soñó repetidas veces.

En la actualidad, el joven licenciado en derecho de 24 años, orioundo de este municipio ya publicó dos más del mismo género, cuya impresión se la costeó una editorial que contactó a través de las redes sociales.

El también músico autodidacta, -pues sólo viendo videos se enseñó a tocar- y estudiante de maestría escribió su primer libro, “Escamas de la Muerte”,  a los 19 años, seguido de “¿De dónde vino el polvo?” y una recopilación de 20 historias de ciencia ficción.

“El primero habla del misticismo, esa incógnita de cuando te mueres a dónde te vas y qué va a pasar contigo, dependiendo si se es religioso, es el punto de vista que yo tengo; el segundo, es más como una pregunta histórica. Ahora, en lugar de a dónde vas, la pregunta es ¿de dónde vienes?”, detalló.

Dijo que el tercero habla de cosas inusuales que le pueden ocurrir a un ser humano; “cualquier persona llevar un ritmo de vida, digamos normal, con sueños y metas, pero qué pasaría si nos situamos en un escenario en donde las cosas son hasta irracionales para él; entonces, es en ese sentido el tipo de ciencia ficción”, puntualizó.

Entrevistado en la redacción de AMAQUEME, con su guitarra a un lado y sus dos primeros libros, Enrique explicó que no batalló para escribir y prepararlos, ni en los temas, sino para conseguir quién los publicara o lo aceptaran en una editorial, pues eso fue lo verdaderamente difícil.

“Estaba en la universidad cuando tuve un sueño,  yo creo que fue durante un cuatrimestre completo, al final fue muy bonito, porque después de todo el proceso de escribirlo, corregir faltas de ortografía y algunos otros detalles, lo escribí como en 6 o 7 meses”, contó.

Dijo que en los cuatro meses posteriores se esforzó para que la editorial los aceptara; “todo el proceso para mí fue muy complicado, veía videos tutoriales, me asesoraba y cosas así para poder ser admitido, hasta que ya me aceptan. Ahí mismo tú puedes diseñar tus caratulas, puedes pagar porque te las hagan o porque te corrijan”, expresó.

Recordó que al principio no tuvo un objetivo claro, puesto que soñaba mucho con escenas de sueños repetitivos y sólo lo platicaba a su mamá y papá.

“Les decía, soñé esto y otra vez y otra vez, hasta que un día mi mamá me dijo -deberías escribirlos, suena bien-, y pues lo hice”, externó.

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