
Jorge Martínez Cordero
CUIJINGO, Méx.- A la distancia, sobresalen los coloridos campos tapizados de amarillo y blanco que despiden agradables olores a flor de cempasúchil.
A fines de octubre, campesinos empiezan el corte de esta emblemática flor nacional, de la nube y de alhelí para llevarlos a vender a municipios de la región con motivo del “día de muertos”.
También en la última semana del mes, decenas de compradores llegan a los terrenos de cultivo para comprar las cosechas o partes de ellas, que terminan en cientos de altares o en las tumbas de camposantos de la zona.
“Es una tradición de generaciones, conmigo han pasado cuatro generaciones de la familia que nos hemos dedicado a sembrar el cempasúchil, ahora estamos enseñando a nuestros hijos, que van a ser la quinta generación”, dijo Perla García.
Si el comprador llega a los terrenos, la pueda adquirir a diez pesos el manojo.