
Por Yohali Reséndiz
Por un par de minutos, piense, qué haría usted si le violaran a una hija y al salir con ella a la tienda, al mercado, rumbo a la escuela, en la ruta, en el supermercado, usted se cruzara con quien la violó y entonces, a poca distancia, el agresor, saludara a su hija, le mandara besos y les sonriera; en serio, qué haría usted.
Lo anterior que le relato le ocurre a Julieta Salazar y a su hija.
Los hechos sucedieron en Yecapixtla, Morelos. La madre de una menor de menos de tres años entraba en una batalla legal contra del padre y había decidido pelear por la guarda y custodia de su pequeña.
Él, en un arrebato por lastimar a la mamá de su hija, se llevó a la pequeña a la fuerza y durante los días que la tuvo bajo su resguardo fue violada por uno de sus familiares.
«Mi hija fue víctima de violación por parte de un familiar de su papá, ocurrió en el 2017, existe un dictamen del médico legista que refiere que mi hija tuvo diversos desgarres», aseguró Julieta en entrevista para AMAQUEME.
Y pregunto, ¿qué más se tiene que enfrentar y tolerar una víctima de violación y su familia?
Cuando ocurrió la violación, la pequeñita tenía entonces dos años 8 meses, súmele que ahora ha cumplido tres años más.
¿Qué más tienen que recibir por parte de las autoridades, si al denunciar al agresor y demostrar las agresiones, un tribunal dictó sentencia en su contra de 30 años y él sigue LIBRE, ¿sabe por qué? Porque obtuvo un amparo ¿Por qué tanta impunidad?
No es sólo el dolor del abuso, sino además, la insensibilidad de una autoridad incongruente al sentenciar y luego arropar al agresor.
Existe ya un desgaste económico de entrada, que la madre ha enfrentado sola, un daño moral que no ha sido resarcido y el expediente con dictámenes que demuestran que la hija de Violeta fue violada vaginal y oralmente por un adulto que le lleva más de 30 años.
El padre, sigue viviendo y conviviendo con el agresor, porque él no le creyó a su propia hija y aún con los dictámenes, sigue teniendo trato con quién la ha lastimado salvajemente.
“Quiero que sepan que desde el 16 de Mayo de 2017 se obtuvo una orden de aprehensión y luego fue vinculado a proceso por el delito de violación contra mi nena. El 12 enero de 2018 a él le dan una resolución que es liberatoria sin culpa alguna, que él no fue y que ni delito existió. En abril de 2018 resuelven los magistrados que quedaba impugnado el juicio porque había vicios, ya que se dieron cuenta que la magistrada presidenta tuvo encuentros con la defensa.”
“Entonces, se abrió fecha de un nuevo juicio y eso fue esperanzador para una mínima justicia, pero lo volvieron a dejar libre. Sin embargo, hubo una apelación, después lo sentencian a 30 años de prisión y tres días para que se entregue después de la resolución y no se entrega y así llega su abogado con un amparo y sigue libre en la calle con agresiones y con burlas, estoy viviendo una pesadilla”, denuncia Violeta”.
La justicia de la menor violada depende de un veredicto de magistrados federales.
¿Dónde quedan los derechos de tu hija? No están en ningún lado, absolutamente en ningún lado. Sólo valen y escucho los derechos del imputado.
Si usted es abogado o psicólogo y desear unirse a una red para defender y sanar a quienes están enfrentando un proceso doloroso, escríbame.
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