12 de marzo
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Todos querían rescatar a Arely. Todos la querían de regreso en casa. Pero eso, no fue suficiente, un hombre la secuestró, violó y asesinó. Arely, había cumplido un año 7 meses de edad cuando, el 24 de marzo, la Alerta Ámber del Estado de Quintana Roo, compartió a medios y a redes sociales su fotografía con sus señas particulares y una frase preocupante: “Se considera que la integridad física de la menor se encuentra en riesgo, toda vez que puede ser víctima de la comisión de un delito”. Y lo fue. Los padres de la menor ni siquiera pensaban en algún sospechoso. Arely se encontraba en un área verde de su casa cuando desapareció. De nuevo, un descuido fue aprovechado por alguien y se llevó a la pequeña. Cómo no acordarse de cuando también se llevaron a la pequeña Fátima y lo que le hicieron. ¿Por qué, por qué hacer tanto daño a los pequeños? L a sol ida ridad s iempre ser á importantísima y más en estos casos, así que vecinos del lugar comenzaron a buscarla y ayudaron a elaborar y a pegar varios cárteles, en los que solicitaban ayuda para saber quién se había llevado a la pequeña y si conocían su paradero, dieran aviso inmediato a la policía local. Todos querían rescatar a Arely. Todos la querían de regreso en casa. Pero eso, no fue suficiente. Habían pasado 48 horas, cuando en un área verde, muy cerca del colegio Saint. John, un olor fétido hacía voltear a cualquiera, y entonces, si se ponía atención, se podía mirar que al pie de una palmera, habían tres cos a s : una blus it a c a f é , un pantaloncito azul claro y una lata de cerveza. La búsqueda de Arely comenzaba a dar pistas, pues una cámara de seguridad, grabó a un sujeto que caminaba tranquilamente y cargaba a la menor con su brazo derecho. Aquél hombre, dos días antes, es decir, el 22 de marzo, había discutido con la familia de Arely y, en venganza, se llevó a la niña y como de alguna manera ella lo reconoció, no lloró. El pasado 26 de marzo, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo emitió un boletín de prensa, donde mostraba la fotografía de Luis “P”, un hombre implicado en la desaparición de la pequeña Arely. El mismo que la violó, según el dictamen legista y le arrancó la vida por asfixia. Otra vez, una niña violentada, otra vez, un culpable detenido, pero, ¿hasta cuándo los castigos serán tan ejemplares como para frenar tanta violencia contra los niños? ¿Por qué? Es una pregunta sin respuesta que me hago cada vez que escribo de casos tan dolorosos. ¿Qué pasa por la cabeza y el corazón de un hombre o mujer cuando violan, asesinan o se llevan a una niña o niño para lastimarlos? En México, durante el primer trimestre del 2019, hubo 285 homicidios dolosos contra niños y adolescentes de 0 a 17 años. Po r c a d a 1 0 0 c a r p e t a s d e investigación, solo habrá una sentencia condenatoria, pero la niñez es lo más importante, ¿verdad? Ellos son el futuro, ¿no? Y días pasan, y meses, y años, y los abusos contra los menores siguen contando. Sería un sano ejercicio que de una buena vez, todos adoptáramos la frase que nació cuando publiqué el caso de abuso infantil dentro del colegio Matatena Montessori, en la colonia Del Valle, de la Ciudad de México, donde los padres de familia que leyeron del caso y que les dolió, se indignaron y se solidarizaron, compartían: “El Hijo de Uno es Hijo de Todos”. ¿Cuántas historias dolorosas menos tendríamos en este país, si todos, -y me incluyo como adulta-, respetáramos a los niños y niñas? ¡Cuánto dolor, carajo! ¿Tienes una denuncia? [email protected] ¿Ya me sigues en twitter? @yohaliresendiz