12 de marzo
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Segunda parte

Salimos del ex monasterio y nos dirigimos hacia una construcción que ahora se encuentra en ruinas, especialmente después del sismo de 2017, se trata de la Capilla de don Felipe Sirión y Velasco. Una placa situada sobre el arco principal tiene la siguiente inscripción: Esta capilla o entierro es de don Phelipe de Sirion y Velasco y de Da. Simona de Alcocer su esposa. De sus hijos y descendientes de que son patrones y la dedica a Ns. De la Purificación.

    Muy estimulados por la atmósfera sagrada del conjunto conventual salimos de nuevo al parque, ahí le hacemos ver a nuestros acompañantes que durante buena parte del siglo XIX Ayotzingo fue un importante municipio, les mostramos con ese fin los restos del Palacio Municipal que están justamente en la acera de enfrente del quiosco.

En 1829 el municipio de Ayotzingo tenía colindancias con los municipios de Chalco, Temamatla, Juchitepec y Mixquic. Este pueblo fue un sólido municipio prácticamente durante todo lo largo del siglo XIX, antes de que fuera suprimido el 7 de septiembre de 1894, quedando agregados los pueblos, haciendas y ranchos que lo formaban, a la municipalidad de Chalco.  Ayotzingo como cabecera municipal tenía bajo su dominio a los pueblos de San Pedro y San Pablo Atlazalpan, San Mateo Huitzilzingo, San Juan Tezompa.

            Caminamos hacia nuestro transporte y nos dirigimos hacia el poniente, nos bajamos en un pequeño despoblado frente al Monte Ayaqueme, sacamos un pequeño refrigerio y empezamos a platicar que en Ayotzingo, Emiliano Zapata tuvo un cuartel. La causa de ello es que el poblado de Ayotzingo siempre se distinguió de los pueblos vecinos porque sus habitantes se lanzaron a la lucha armada en el bando zapatista, por ese motivo el pueblo de Ayotzingo fue quemado dos veces por las tropas federales y fusilados varios vecinos y ultrajadas sus mujeres.

Zapata estableció en Ayotzingo su cuartel, a causa de la posición estratégica del cerro de Ayaqueme, que favorecía una agreste comunicación entre Morelos, Estado de México y por su proximidad a la ciudad de México. El cerro de Ayaqueme  sirvió frecuentemente de refugio y guarida a los zapatistas, en los momentos de la lucha en que los federales carrancistas perseguían a los alzados y éstos se escondían en el cerro. Genovevo de la O, el revolucionario zapatista de Xochimilco y Everardo González de Juchitepec, también tuvieron su cuartel junto con Zapata en Ayotzingo.

El Arq. Pedro Elizalde en uno de sus libros afirma que ahí se cuenta que durante los primeros años de la revolución el cura de Ayotzingo Ramón Jiménez Osorio tuvo mucho ascendiente sobre los revolucionarios zapatistas, tales como el general Antonio Beltrán, Everardo González y Amador Salazar. Era tan estimado por los revolucionarios que las veces que pasaba el general Emiliano Zapata por el pueblo de Ayotzingo, pasaba a saludarlo. Antonio Beltrán, que se distinguió en varias batallas al lado de Zapata, alcanzó el grado de general en las filas zapatistas, era originario de Ayotzingo.

            Mientras nos tomamos un agua fresca y comemos naranjas platicamos una leyenda muy famosa de Ayotzingo, en ella se cuenta que Zapata no ha muerto, o no murió emboscado en Chinameca por los federales el día 10 de abril de 1919. Ese día como a la una de la tarde, el hombre que llegó a caballo sobre el As de Oros usando la ropa de Zapata, no era él, era un compadre que lo sustituyó en la entrevista que iba a tener, precisamente porque sospechaban que lo querían matar. Dicen que Zapata, según esta leyenda, un día antes recibió un telegrama de su compadre el árabe. Ahora ya murió Zapata, pero murió en Arabia, se embarcó en Acapulco rumbo a Arabia.

            Quienes cuentan la leyenda animadamente afirman que una de las pruebas de esta leyenda es que en las fotos históricas del cadáver de Zapata éste conserva los dedos de sus manos, cuando en Ayotzingo todo el mundo sabía que Emiliano perdió el dedo meñique de la mano derecha en una suerte charra a la que era muy afecto. Además, también decían que Zapata tenía un lunar de nacimiento en la cara en forma de manita y que el cadáver de la foto carecía de esta marca particular.

            Después de reír con esta leyenda y todas las conjeturas que despierta entre los visitantes, subimos a los vehículos y nos trasladamos apenas unas centenas de metros más adelante en la misma dirección poniente. Bajamos y señalamos hacia una construcción bardada, diciendo miren ese es el rancho Santa Rosa o San Miguel, ahí albergaron a Fidel Castro y a los 80 guerrilleros cubanos que vinieron en 1956 a Ayotzingo con miras a entrenarse para hacer la revolución en Cuba.

            Esta es una famosa historia de Ayotzingo, la cual inicia cuando Fidel Castro llegó a la ciudad de México en donde anduvo buscando quién le proporcionara armas y entrenamiento militar para las gentes que le acompañaban. En esa búsqueda habría de toparse con Antonio del Conde, quien era el dueño de una armería. Pues cuando encontró a esta persona, no imaginó que esta relación habría de adquirir un enorme significado para el éxito de la revolución cubana en 1959.

En Ayotzingo entre marzo y junio de 1956 recibieron ahí el entrenamiento que fue crucial en las batallas de la Sierra Maestra. Ernesto Ché Guevara entrenó a los guerrilleros en el uso de las armas en dos parajes del cerro Ayaqueme. La historia secreta de los guerrilleros se hizo pública después de que Fidel Castro se embarcó en Tuxpan junto con el Ché Guevara y 80 hombres más, en el famoso Yate Granma conseguido por “el cuate” Antonio del Conde. Apenas dos años después lograrían el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959.

            Muy animados por la conversación y refrescados por el refrigerio, tomamos de nuevo el transporte para dirigirnos al siguiente punto el Museo de la Cartonería un interesante proyecto privado del Maestro Adalberto Álvarez Marines, cartonero autodidacta que inventó su propia técnica y cuya obra ha trascendido las fronteras del país. Su temática central que ha abordado durante su vida productiva son las calaveras mexicanas. Llegamos al museo donde ya nos espera el maestro Adalberto, todo mundo encantado oyendo sobre la técnica que el maestro usa, misma que las principales escuelas de artesanía de la capital han venido a aprender. Visitamos su taller y vemos algunas piezas en proceso, muchas fotos y comentarios despiertan la visita a un taller en vivo cuyas piezas se hacen ante nuestros ojos.

            Muy contentos y motivados abordamos nuestros vehículos despidiéndonos del maestro Adalberto y pensando en nuestro último punto de visita, un merendero cuya característica central es la preparación de ricos curados de pulque y está ubicado en el Barrio de Santa María. Es un espacio muy agradable lleno de árboles y somos recibidos con pequeñas pruebas de los curados, motivo por el cual rápidamente muchos de los visitantes empiezan a reír y se eleva rápidamente la animación general del grupo. Varios hablan animadamente de sus impresiones y ya piensan en nuevos paseos. Nos han preparado un guiso de puerco con verdolagas, con tortillas recién hechas, chicharrón y arroz blanco. Muchos quieren llevar algunas de las bebidas que ahí producen artesanalmente. Al final todos nos despedimos animadamente.