
Valeria Ramírez del Ángel
SANTAMARÍA Méx.- Lo que inició como un gusto familiar, ya lleva diez años como una forma de vida para la familia Sánchez Quintero, la preparación y venta de tamales canarios en la región oriente.
Un tamal cuya receta original creó y transmitió a sus hijas María Isabel Santillán Guzmán, madre y abuela de quienes actualmente comparten el sabor dulce de este tamal.
Es así como Rosa Quintero, y sus hijos David Alejandro y Mónica Sánchez Quintero han seguido la receta, con un toque personal que ellos le dan para preparar los canarios de queso Philadelphia con zarzamora, arándanos y chocolate, lo más vendidos en la región.
«La gente cuando escucha canarios, piensa en un pájarito, pero realmente hay muchos lados en los que se prepara este tamal dulce. Hay diferentes recetas, cómo las hacen en Michoacán, Toluca o Puebla y ahora nosotros hacemos una de Tlalmanalco», dijo David Alejandro
En entrevista con la reportera de AMAQUEME explicó que cuando hay temporadas como día de muertos o navidad, preparan los especiales, que son el de dulce de calabaza y ate.
«Tratamos de innovar, por ejemplo, ahora que pasó el día de muertos hicimos tamales de dulce de calabaza y haremos de ate», señaló por su lado Rosa Quintero
Dijeron que sus principales puntos de venta son Ozumba, Chalco, Amecameca y Tlalmanalco, donde son conocidos por sus peculiares gritos para vender, que ya los caracterizan y conocen sus clientes:
«Ya llegaron los canarios importados», o «tamales, tamales Canarios».
Detallaron los entrevistados que sus tamales los elaboran con harina, mantequilla, huevo y azúcar y rellenan de queso Philadelphia con zarzamora, arándanos y chocolate.
El proceso de preparación para pequeñas cantidades es de dos horas, pero indicaron que ellos acostumbran de cuatro a cinco, perdiendo la cuenta de cuántos tamales salen por porción.
Externaron que debido a la pandemia tuvieron que hacer la venta de manera virtual, pues se vieron afectados y ya no salieron a la calle, pero actualmente ya salen de nuevo a vender en sus puntos de venta acostumbrados para satisfacer a los clientes, que con frecuencia los siguen para comerse un tamal, cuyo significado, afirmaron, aún es un misterio.
«Empezamos a hacer marketing, dándole una marca a nuestro tamales, le pusimos Tlal Manalli para que nos empezaran a reconocer, mi mamá y mi hermano ya tienen sus clientes, a veces decían yo le compro al chico y somos los mismos, pero es que cada uno tiene su forma de venta y es muy padre como ya nos van ubicando», refirió Mónica
La familia compartió que esperan poner un local, ya que no tienen un lugar fijo para vender.