13 de marzo
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Joel Avelar de León

EDMUNDO CANCINO GÓMEZ, director de El heraldo de Toluca fue quien me dio la primera oportunidad de escribir como reportero de deportes a principios de 1982, enviándome a cubrir un entrenamiento de los “diablos” rojos del Toluca.

EN ESE AÑO YA ERAN entrenados por José Antonio Roca, el emblemático extécnico del América.

Al HERALDO, PROPIEDAD de DON MARIO MENA Palacios entré a trabajar en mayo de ese año como corrector de estilo, gracias a mi buena ortografía y conocimientos de varias disciplinas deportivas, principalmente box, fútbol y tenis, de las que me aficioné desde adolescente.

ME GANÉ LA OPORTUNIDAD porque en horas muertas de mi departamento, me iba a la redacción de deportes, cuyo titular era Mayolo Alcántara a ver fotografías de decenas de figuras de aquellos años.

GRADUALMENTE ME FUI ganando la confianza de Mayolo, quien me pedía fotos de equis personaje para llenar la sección de deportes, con cables de varias agencias noticiosas.

PERO COMO DIGO, QUIEN ME dio la primera oportunidad, fue Edmundo, después de muchas insistencias de mi parte.

RECUERDO CLARAMENTE que en aquel entonces los jugadores estrellas del Toluca eran el paraguayo Juan Carlos Paz, Marco Antonio “chato” Ferreira López, Antonio “el Morris” Ruiz y José Luis “el chita” Aldrete, estos últimos mexicanos.

“EL CHITA” era un defensa lateral que pegaba como patada de mula y alguna vez, en un entrenamiento matinal, desmayó a un jugador de un balonazo que le atinó en la cabeza.

OTROS ELEMENTOS QUE FORMABAN parte de la plantilla, eran el utilero Juan Manuel Fábila “el mulita”, y Juanito “la madre”, masajista de manos maravillosas que se sabía mil remedios para las torceduras, que acabó su carrera en el Cruz Azul y también fue parte de la selección nacional, después del mundial del 86.

EL PRIMERO, QUE AUN SIGUE ACTIVO, me regalaba balones y con frecuencia zapatos de futbol, Adidas de tacos intercambiables, de los más caritos de aquella época, con los que jugaba cada semana en mi equipo del periódico, por cierto, en campos de fútbol propiedad de los “choriceros” que tenían en el cercano municipio de Metepec.

POR LAS NUMEROSAS ENTREVISTAS que les hice, terminé formando una buena amistad con dos jugadores, “chato” Ferreira y Agustín Manzo Ponce.

EL PRIMERO VIVÍA EN un fraccionamiento nuevo cercano a Toluca y el segundo viajaba diario de la Ciudad de México a Toluca en su Mustang deportivo rojo.

MESES DESPUÉS llegaron al Toluca, ya en sus últimos días como jugadores, el brasileño Ricardo “el Tuca” Ferreti y el argentino Miguel Ángel Cornero, que tuvo sus mejores años con el Cruz Azul, si bien llegó a México a jugar con el América.

OTRO PERSONAJE EMBLEMATICO era el cocinero Pepito Ang, de ascendencia china que infinidad de veces me obsequió unos exquisitos sandwiches sin parangón.

CON “el Tuca” llegué a jugar varias cascaritas en una canchita pegada al estadio de La Bombonera, donde el primer equipo empezaba a entrenar.

CON EL PRIMER equipo, como redactor de El Heraldo viajé a varias ciudades de México, como Veracruz, Monterrey, Puebla y Querétaro a cubrir sus partidos.

MUY BONITOS RECUERDOS  de esa época, que me permito compartir con mis lectores

DEL HERALDO PASÉ EN 1984 AL SOL DE TOLUCA, donde me tocó cubrir el mundial de fútbol de 1986 y tuve a compañeros que mucho me ayudaron en mi formación profesional, que me dedicaron tiempo y nunca me escatimaron consejos y su ayuda.

EN ESOS años, este periódico era el más influyente de la capital del Estado, con periodistas muy reconocidos como Salomón Mondragón Pulido, Eleazar Flores Arriaga, Guillermo Garduño Ramírez, Víctor Vázquez, Esteban Rivera y Marco Antonio Garza, a quienes mucho les aprendí.

PERO DE TODOS, DOS FUERON FUNDAMENTALES en mi formación, Gerardo Durán Rosas, jefe de la sección deportiva y el subdirector Rafael Vilchis Gil de Arévalo, el columnista más influyente y temido en la capital.

LITERALMENTE DE LA MANO de Gerardo, ya fallecido, empecé a caminar, y hasta la fecha sigo aplicando sus invaluables consejos.

ALGO VIO EN MI SIN DUDA, como para dedicarme tiempo, lo cual, siempre he agradecido.

DON RAFAEL, que acabó como director de El Sol, después de más de dos décadas de haber sido subdirector, mi relación fue más personal.

EN FORMA FRECUENTE, abandonamos juntos el periódico entre las dos y tres de la mañana, y con regularidad me invitaba a cenar al restaurante “Caleta”, ya desaparecido que hacía unas tortas de pierna inigualables.

TAMBIEN DE MANERA REGULAR me citaba al día siguiente, invariablemente en el restaurante San Carlos, también ya desaparecido que se encontraba en los portales del centro, donde acostumbraba a desayunar o a reunirse con funcionarios de nivel, del entonces gobierno estatal que encabezaba Alfredo del Mazo González, padre del actual mandatario.

MUCHAS FUERON las veces que me acompañó a La Bombonera a sacar mi nota del día, recomendándome de qué manera debía entrevistar a los jugadores.

VAYA RECUERDOS QUE SAQUÉ DEL tintero.

LUEGO LES PLATICO A MIS lectores cómo fue nombrado miembro del jurado calificador de la primera presea estado de México en el área de deportes.

ESTE RECONOCIMIENTO LO creó Del Mazo, siendo secretario de cultura y bienestar social, Emilio Chuayffett Chemor, a quien considero el más culto de todos los gobernadores mexiquenses y orador sin parangón¡¡¡

AUN GUARDO EL LIBRO QUE ME obsequió…. PERO ESA ES OTRA HISTORIA.