13 de marzo
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Alma Abilene Figueroa López.

    OZUMBA, Méx.- Jóvenes de 20 a 25 años iniciaron hace tres meses el proyecto “Circopolis”, que tiene como objetivo la creación de espacios adecuados para una mejor practica de las artes circenses.

    Con diferentes estudios universitarios, sus integrantes conjugan su vida profesional, con el gusto y pasión por el circo.

    Entrevistados por AMAQUEME, informaron que únicamente han realizado dos presentaciones y describieron el papel que cada uno desempeña.

    Noé Carrillo Ubieta, tiene 21 años, es licenciado en administración y gestión de pequeñas y medianas empresas.

   Actualmente coordina un proyecto de circo social llamado “la trenzuda”, que se encarga de rescatar espacios públicos y ofrecer alternativas a niños y jóvenes para su desarrollo artístico a través del circo.

    En “Circopolis” camina en zancos, hace equilibrismo y malabarismo que aprendió de forma empírica en el colectivo “la trenzuda”.

    “Como agrupación nos hemos desarrollado de manera colectiva, con aprendizaje empírico, es decir, yo sé caminar en zancos y tú eres malabarista, tú me enseñas y yo te enseño, es trabajo en equipo”, asentó.

   Juan Carlos Lima Correa, de 24 años es licenciado en salud intercultural, se dedica a la medicina tradicional y los temazcales en este municipio, aprendió danza clásica, contemporánea y aérea.

    Explicó que en “Circopolis” hace un acto de telas aéreas que aprendió hace tiempo y perfeccionó con una certificación obtenida en la Ciudad de México, además da clases en la casa de cultura en Tepetlixpa.

   “Sentí más inquietud por aprender, actualmente sigo entrenando”, comentó.

   En su caso, Jerónimo Itziuari Farelas García estudió la licenciatura en artes escénicas y circenses contemporáneas.

   Por la pandemia dejó de trabajar en el circo y actualmente se dedica a dar clases en la casa de cultura de Ozumba.

    Indicó que practica circo desde los ocho años, gracias a que sus padres lo llevaron a ver una función de circo en la Ciudad de México y le llamó la atención.

   Contó que durante un par de años practicó en su casa, colgándose de los árboles, con cuerdas que compró en tlapalerías.

    “Propiamente fui desarrollando mi acto que son las cuerdas, después ingresé a la licenciatura en circo en Puebla, donde me enseñaron en 12 cuatrimestres diferentes técnicas; cuerda aérea y trapecio a vuelo, en “Circopolis” realizo un acto con cuerdas”, mencionó.

    Viridiana Hernández Espinoza tiene 24 años, licenciada en fisioterapia, trabaja como fisioterapeuta en una clínica privada en Yecapixtla. 

    “Hago el acto de aro aéreo, inicié en esto primeramente con telas, el compañero Itzi nos enseñó un poco de trapecio, para continuar mis estudios tuve que emigrar, sin embargo seguí aprendiendo”, detalló en la entrevista con AMAQUEME.

   Ana Sánchez, quien tiene 25 años, es licenciada en educación dancística, explicó que dentro del proyecto hace exhibiciones de acrobacia y contorsión.

    “Llevo haciendo danza desde los tres años, si bien es un poco difícil incorporar la danza a un show de circo, aquí lo incorporamos con el uso del espacio y el cuerpo”, describió.

    Carlos Ignacio Medina Adaya, también de 24 estudió ingeniería en tecnologías de manufactura, actualmente se dedica a difundir el arte callejero, aunque confió que planea ejercer su carrera.

    Dijo que en “Circopolis” es el presentador, el que anima a las personas, labor la aprendió en el colectivo “la trenzuda”.

    “En el colectivo te abren el espacio, aunque aparentemente no tengas la capacidad, te hacen hábil, yo aprendí a subirme al monociclo y a hacer malabares”, señaló.

   Los entrevistados precisaron que aunque el proyecto lleva poco tiempo, han logrado encajar en el gusto de la gente.

    “El proyecto de “Circopolis” lleva tres meses aproximadamente, a raíz de que los integrantes buscaban un espacio adecuado para ejercer las técnicas circenses, ya que no se cuenta con esos lugares en ningún municipio”, afirmó Jerónimo.

    Externó que surgió en la casa de cultura José Antonio Alzate, pues fue el lugar que mejor se adecuó en cuanto a requerimientos técnicos que ellos necesitaban.

     “La primera función fue para recaudar fondos y aperturar de manera permanente un taller circense”, refirió.

   Manifestó que pese a contar con las instalaciones, se requiere de equipo que garantice la seguridad de quienes deseen integrarse al taller, y para la misma seguridad de quienes conforman “Circopolis”.

    Indicó que el nombre fue pensando en conjunto para mostrar a gente común haciendo cosas extraordinarias, enfatizando en que cualquier persona puede formar parte del circo.

    Noé Carrillo explicó que “la trenzuda”, es un grupo social que entrena en la calle, por la falta de espacios adecuados para que los jóvenes puedan aprender las artes circenses.

   “Nuestro trabajo es salir a las calles, tomar los espacios públicos y hacerlos escuela de artes circenses”, asentó.

    “No somos el circo para el pueblo, somos el pueblo haciendo circo”, cuyo objetivo es crear conciencias diferentes y perspectivas distintas en la forma de ver el circo”, apuntó.

    En su intervención, Ana Sánchez aseguró que a todos les unió la pasión y ganas de hacer circo, llevarlo a la escena, “como conjunto nos hemos visto crecer y nos dimos cuenta de que en un punto ya no seremos nosotros los cirqueros, por eso quisimos crear nuevos espacios para las nuevas generaciones”.

    Jerónimo Itziuari Farelas García es el único que ha trabajado en un circo en Francia, al lado de artistas de diferentes nacionalidades.

   Dijo que gracias a ello tuvo oportunidad de presentarse en diferentes ciudades del norte y sur de ese país.

    “Es una vida nómada, llegamos y ofrecemos tres funciones y nos movemos, entonces estamos en constante movimiento, constante cambio, para mí es una aventura y es un deleite poder hacer lo más me gusta y ofrecerlo al público”, afirmó.

    Confió que cuenta con el apoyo de su familia, lo cual es lo más importante, “porque he tenido el apoyo y el impulso para realizar mi sueño”.

   Los entrevistados hicieron público su deseo e intención de que todos conozcan el circo para reivindicarlo, para que se le reconozca como una de las bellas artes y se realice de forma profesional.