13 de marzo
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Mario Alberto Serrano Avelar

**Cronista municipal de Tepetlixpa

@MarioA_Serrano

Facebook Tepetlixpa: En la cara del cerro

*** El primer cementerio del pueblo se ubicó en el atrio del templo de San Esteban Protomártir.

*** El 16 de junio de 1884, el alcalde don Juan Farelas inauguró el actual panteón, cuyo nombre oficial era “Panteón de Guadalupe”.

   Los orígenes del día de Muertos que se practica en Tepetlixpa los podemos llevar hasta los tiempos prehispánicos, pero tenemos más certezas a partir de la devoción a las Ánimas del Purgatorio que se dio en la época virreinal.

    La devoción implicaba que un grupo de personas (cófrades) pagaran una misa por el descanso de las ánimas del purgatorio y en general por aquellos difuntos que no tenían familiares que lo hicieran.

  Las cofradías manejaban dinero y organizaban sus propias fiestas, efectuándose la principal en los primeros días de noviembre.

La existencia en Tepetlixpa de una de estas cofradías la podemos rastrear por el Cuadro de Ánimas que se resguarda en la parroquia de San Esteban.

    Por cierto, el uno de agosto de 1812, don José Pastrana y don Domingo Bautista patrocinaron una restauración del cuadro a manos del maestro Joseph Ballesteros.

    Don Domingo era el principal cacique del viejo Tepetlixpa: la cofradía era un lugar elitista.

   De 1812 para acá han sucedido muchos cambios.

     El primer cementerio del pueblo se ubicó en el atrio del templo de San Esteban Protomártir, pero el 16 de junio de 1884, el alcalde don Juan Farelas inauguró el panteón que todavía se usa, cuyo nombre oficial era “Panteón de Guadalupe”.

    Las ofrendas de antaño no eran tan vistosas, aunque el pan de muerto siempre ha tenido un lugar importante. Se mandaba a elaborar con los diversos panaderos del municipio, pero también era común que se mandara a hacer en Atlautla por la fama de sus tahonas.

    En cuanto a las flores, el cempasúchil y el terciopelo eran las obligadas… y las únicas.

   Antes de 1945 no se sembraban en el pueblo inmortal, encaje, margarita y estate, por lo que podemos imaginarnos menos colorido en las tumbas.

    La “calaverita” es otra de las tradiciones más añejas en Tepetlixpa.

    La forma más antigua no era pedir sino dar; las familias del viejo Tepe, desde tiempos antiguos comparten “la calaverita” con sus familiares y amigos.

   He documentado anécdotas de personas de la cabecera que se iban caminando a Cuecuecuautitla, hace más de medio siglo, sólo para hacer entrega a sus compadres de lo que se había puesto en la “mesa”, la ofrenda. Todo se llevaba en canastas bien adornadas y sobre todo, bien surtidas; lo curioso es que las pláticas que sostenían las hacían en náhuatl.

    La otra calaverita, la de los niños y jóvenes que pedían “cinco de dulce, cinco de sal” se solía acompañar de música, y unas pequeñas cuadrillas salían a las calles a cantar, bailar y mantener esta bonita tradición.

Calavera de chilacayote obligada, por supuesto.

   A ustedes, ¿qué tradiciones les gustan más?, ¿cuáles siguen celebrando?