
Jorge M. Cordero
SAN MATIAS CUIJINGO, Méx.- Albañiles, electricistas, madres solteras y hasta tianguistas comen sopa, un guisado y agua de sabor por un pago verdaderamente simbólico de 15 pesos en comedor comunitario
Uno de los clientes más frecuentes es Agustín Hernández de 29 años, padre soltero de dos niños de ocho y cinco años, quien hace cuatro meses descubrió el comedor y desde entonces asiste de lunes a viernes a desayunar y a comer pagando 90 pesos.
De oficio albañil, Agustín llegó hace cuatro años de Temascalcingo, Estado de México a radicar a Cuijingo porque le gustó el lugar.
“Ahora puedo dedicarles más tiempo a mis hijos y hacer otras actividades, estoy más al pendiente de ellos, además que ya no tengo que cocinar y gastar más, debo confesar que la comida es muy rica, nutritiva y económica”, aseguró el entrevistado.
El comedor brinda servicio de lunes a viernes de nueve a 17 horas y es atendido por cuatro mujeres de la misma comunidad, de las cuales dos de ellas preparan los alimentos y reciben un pago simbólico de 150 pesos.
AMAQUEME entrevistó a Lupita y Mati, quienes hace seis años empezaron el proyecto por medio del programa de comedores comunitarios, pero únicamente duraron dos años, porque el gobierno federal retiró el mismo programa.
Revelaron que el comedor es autofinanciable, gracias a los pagos de las comidas, donaciones de vecinos, comerciantes y la valiosa ayuda del párroco de esta comunidad, Samuel Sanabria.
“Parecerá increíble, pero de verdad gracias a toda la ayuda que recibimos seguimos adelante, sacamos para pagar a las cocineras, compramos alimentos y con las aportaciones podemos ayudar a quienes lo necesitan”, aseguraron.
Informaron que normalmente preparan 90 comidas diarias, pero no todas son vendidas porque las regalan a quienes no pueden pagar.
Señalaron que unas 25 comidas son las que dan a quienes no tienen la posibilidad de pagar, sin problema ni mayores preguntas lo hacen de corazón.
Jazmín Ramírez Rivera, también madre soltera expresó que desde hace ocho meses que inició el comedor asiste diariamente a comprar su comida.
Reconoció que por su costo le es muy accesible y continúa aprovechando la oportunidad para comer ella y su hijo, de manera modesta pero bien.
El comedor empezó a funcionar hace ocho meses con el apoyo del presbítero Sanabria, quien sabiendo de la experiencia de ellas en comedores, las impulsó.