12 de marzo
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“Si usted me arregla ese barco en ese barco me voy a Cuba…”

Expresión de Fidel Castro cuando vio por primera vez al yate Granma

Arqueólogo Jaime Noyola Rocha

Cronista Municipal de Chalco

La historia sobre la presencia de Fidel Castro y el Ché Guevara en Ayotzingo ha sido desde hace muchas décadas como un rumor, una plática que sale en las conversaciones, un leivmotiv chalquense repetido a intervalos, pero siempre presente. Desde luego hay una historia cara al pueblo cubano sobre las andanzas y la preparación de los guerrilleros cubanos que tiene mucho que ver con nuestro país, Chalco y desde luego con Ayotzingo.

            Planteamos aquí que es necesario contextualizar la parte conocida de la presencia cubana en México con la información que han manejado durante años las personas en Chalco y en Ayotzingo.   

Fidel Castro llegó a México después de abandonar la cárcel en Cuba, en la que estuvo preso por su intento fallido de atacar el Cuartel Moncada junto con otros camaradas. El joven abogado pudo salir de la cárcel si aceptaba salir exiliado a México. Llegó a la capital mexicana en 1955 y de inmediato ocupó su mente y su tiempo en la preparación militar de un grupo de combatientes cubanos con objeto de regresar a la isla y enfrentar a la dictadura de Fulgencio Batista.

            Con ese fin se dio a la tarea de tratar de conseguir armas, pertrechos y entrenamiento militar. En esa tarea hizo contacto con un militar de Ejército Republicano Español residente en México para que los preparara en tácticas guerrilleras:

Hicieron contacto con el experto militar, Alberto Bayo, ex –coronel del ejército republicano español, exiliado en México, quien los ayudó y buscó en la clandestinidad un lugar para el tipo de entrenamiento militar que requerían Castro y sus hombres.[1]  

En las incursiones del joven Castro por las armerías de la Ciudad de México, su suerte quiso que se cruzara en su camino un joven armero mexicano llamado Antonio del Conde y que a partir de ese momento quedara establecida una fructífera relación que a la postre aseguró un suministro de armas que allanó el camino de la revolución en Cuba.

            Es interesante adentrarse un poco en el detalle de los arreglos, los cuáles fueron establecidos en términos tan profesionales por del Conde, que ni la dictadura de Batista, ni nadie conoció al proveedor de las armas, pese a afanarse en ello y ponerle precio a la cabeza del misterioso personaje al que llamaban El Cuate, a quien proporcionara información, sino solo en el momento en que la guerrilla ya era una realidad y había desembarcado en Cuba, antes de internarse en la sierra Maestra. Antonio del Conde hizo una oferta al joven abogado que llegó ante el mostrador de la armería, a quien le había dicho estas palabras:

“…Que yo estaba en posibilidad de conseguir cualquier tipo de arma y municiones en cualquier cantidad y al mejor precio en plaza. Que me encargaría de todos los trámites legales para la compra de armas, etc., como facturación, permisos para la adquisición que en ese tiempo se requerían… así como las entregas se harían en los lugares más convenientes de la Ciudad de México… y sobre todo lo más importante, que sólo me entrevistaría y haría transacciones con él…”[2]

            El armero mexicano asesoró a Fidel sobre el armamento que este último requería, haciéndole importantes sugerencias sobre el tipo de armas que convenía utilizar:

“…En principio se determinó a instancias mías que todas las armas fueran de un solo calibre de uso militar porque las posibilidades de conseguir rifles y cartuchos se facilitarían, además las municiones en calibre 30-06 o lo que es lo mismo 7.62 m.m. que era el calibre reglamentario serían mucho más económicas tanto en México como en el país del norte…[3]

     La Armería Del Conde se especializaba en la remodelación de armas en general, los rifles calibre 30-06 era el reglamentario del ejército, en la armería haciéndoles algunos cambios y modificaciones los hacían parecer deportivos, como rifles de cacería y que no tuvieran capacidad de más de cinco cartuchos. La armería un negocio bien surtido tenía fusiles baratos de diversos tipos, precisamente los que ahí organizaban, que Fidel bautizó como ‘mexicanitos’, que eran baratos y le gustaba su desempeño en el campo. Pero a Fidel también le interesaban algunos rifles para tiro de precisión, como Winchester, Bruno, Browning, Remignton, que eran más caros pero que ocasionalmente también adquiría.

            Antonio propuso a Fidel otro tipo de armas que podía adquirir en Estados Unidos:

“…En algún momento mencioné la conveniencia de conseguir armas largas automáticas, como podían ser rifles Jhonson, Garand, antitanques, etc. (exclusivas del ejército) las que sólo se podían adquirir en el vecino país del norte, y como tenía catálogos en donde ver y escoger, fácilmente pude localizarlas a precios muy bajos…” [4]

            Los esfuerzos por organizar la guerrilla en la clandestinidad se vieron interrumpidos por la CIA, también por los agentes de la dictadura de Batista, quienes estaban infiltrados en las filas de la policía mexicana. El movimiento fue descubierto Fidel Castro y Ernesto Guevara cayeron presos y muy pronto muchos de los miembros del Movimiento 26 de Julio fueron detenidos en la ciudad de México.

Fidel Castro fue aprehendido por la policía mexicana y encarcelado con sus hombres en la ciudad de México, en la cárcel de gobernación de Miguel Schultz.[5]

Más grave resultó el apresamiento de los militantes clandestinos de la guerrilla. Fueron detenidos y enviados a la temible cárcel de El Pocito. Era una cárcel no oficial, en donde la policía practicaba la tortura.

Todo este episodio se desarrolló en la siniestra cárcel clandestina conocida como El Pocito que estaba por el rumbo de la Villa de Guadalupe, donde generalmente la policía torturaba a sus presos y cuando éstos morían, lo cual era muy frecuente, los echaban a uno de los dos pozos que ahí había. En el pocito torturaron a varios de los guerrilleros cubanos.[6]

Naturalmente que los integrantes del movimiento 26 de Julio tenían casas de seguridad en la Ciudad de México y escapa a este texto la posibilidad de narrar todo el trabajo organizativo y acciones de reclutamiento, búsqueda de financiamiento y acciones de propaganda en México, Estados Unidos y la propia Cuba. No obstante, habría que señalar lo que consideramos el eslabón perdido de ese movimiento revolucionario en México.

Justo después de la liberación de los guerrilleros, el gobierno de López Mateos prestó ayuda a los cubanos, a través de Fernando Gutiérrez Barrios para librarlos de las persecuciones de la dictadura de Batista. Habría según todas las apariencias, evidencias de que fueron apoyados en la labor de encontrar un lugar aislado para que ahí realizaran entrenamiento militar. Aquí entran en escena Ayotzingo y el monte Ayaqueme como los lugares propicios para un campamento como el requerido, un lugar por entonces muy aislado y agreste. En Chalco se rumoraba, que efectivamente existió la ayuda del gobierno:

Aquí estaban los cubanos… Él [don Pepe] les preguntó que por qué se estaban preparando, ya ve que a ellos los ayudó López Mateos.[7]

            El rancho San Miguel de Ayotzingo fue elegido para atender las necesidadesde los reclutas cubanos. Mucha gente de Chalco tuvo noción de ello, claro que después de los hechos, porque obviamente era una operación secreta del Estado mexicano:

“…Rancho San Miguel, ahora conocido como Rancho Santa Rosa, ubicado en Ayotzingo, perteneció al general Erasmo Rivera y tuvo cierta trascendencia porque fue ahí donde Fidel Castro y Ernesto Ché Guevara aprendieron a usar las armas antes de iniciar la Revolución Cubana…“ [8]

En Ayotzingo, existe la tradición oral de la presencia de Fidel Castro y Ernesto Guevara, el lugar de llegada, los sitios de entrenamiento y el tiempo que estuvieron ahí en esas tareas.  

Así es, encontraron dicho sitio en el Rancho de San Miguel (Rancho Santa Rosa), lugar de adiestramiento que jugó un papel determinante en la victoria de la revolución cubana en enero de 1959, pues de marzo a junio de 1956 recibieron ahí el entrenamiento que fue crucial en las batallas de la Sierra Maestra.[9]

Estos cuatro meses dejaron una profunda huella entre los habitantes de Ayotzingo y diferentes anécdotas de algunos habitantes que tuvieron contacto con Ayaqueme y en el cerro Ticícalo como aún se recuerda:

El campamento estuvo situado en dos parajes, primero en el monte Ayaqueme y después en el cerro Ticícalo, hasta donde les llevaba comida tres veces a la semana Eulogio Ruiz “El Ovejas”, vecino de Ayotzingo.[10]    

Un vínculo que no está muy claro entre Antonio del Conde, el misterioso Cuate que consiguió las armas al movimiento y Ayotzingo como episodio muy importante de la historia de Chalco y es el hecho de que los rifles bautizados por Fidel Castro como ”mexicanitos”,  junto con otros rifles y pistolas fueron las armas con las que se entrenaron en el monte Ayaqueme los 80 guerrilleros cubanos al mando del Ché Guevara.    

            Es de interés mencionar a personas que en su época tuvieron alguna interrelación con Fidel Castro o con Ernesto Guevara. Hace muchos años, cuando supimos por primera vez de esas presencias en la región nos comentaron de una expedición que hizo Fidel al Popocatépetl, pero ya perdí la noción de aquella historia de lo cual es lo único que recuerdo. Pero contemporáneos al líder cubano que convivieron con él y con el Ché y hasta se tomaron con ellos algunas cervezas, son evidencia de que los cubanos se movían con relajamiento por la cabecera y sus pueblos:

“…Aquí en la esquina [del palacio municipal de Chalco], en esta esquina de ahí, estaba la parada de los camiones de segunda Cristóbal Colón, ahí había una cantina del señor [Antonio] Matamoros. Ahí es donde llegaba Castro Ruz. Don Pepe una vez me platicó: “Yo estuve tomando dos, tres veces ahí con el Ché Guevara, con Castro Ruz, y me decían que éstos cerros de ahí donde estaban los Rivera se parecían a la Sierra Maestra, y que por eso acá estuvieron practicando. Aquí estaban los cubanos… Él les preguntó que por qué se estaban preparando, ya ve que a ellos los ayudó López Mateos. A Castro Ruz, que estuvieron embarcándose en Tuxpam…“ [11]   

            Semejante confianza de un hombre como Castro que debía guardar cierta secrecía, muy probablemente se debieron a que don Pepe, quien narraba esas historias, perteneció a la Federación Proletaria Regional del Distrito de Chalco que tenía un ideario y estatutos de avanzada, como podemos desprender de la plática con el señor Suárez:

La Federación Proletaria Regional del Distrito de Chalco tenía estatutos progresistas. La terminología usada por el movimiento obrero de los años cuarenta del siglo XX revela en sus palabras y conceptos la orientación socialista puesta en boga por entonces, llamar proletarios a la clase obrera y campesina, educación socialista, establecimiento de sociedades cooperativas y cooperativas de consumo…[12]           

Este apretado resumen que es solo un vago reflejo de la epopeya de los guerrilleros cubanos, quedaría extremadamente incompleto sin el relato de los pasos que condujeron a Fidel y a sus compañeros primero a la preparación del embarco en Santiago de la Peña, frente a Tuxpam, Veracruz, en el célebre yate Granma, proporcionado a Castro por Antonio del Conde y su posterior llegada a Cuba y el inicio de la lucha en la sierra Maestra, el permanente apoyo de la guerrilla desde México con armas y pertrechos y el triunfo de la revolución.  

La historia del Yate Granma, el barco que trasladó a Cuba a Fidel Castro y a los 81 revolucionarios, al armamento y cartuchos con miras a hacer la revolución y que fue un capítulo tan relevante de la historia de Cuba al grado de que un Estado de ese país y su máximo órgano de difusión, llevan desde el triunfo de la revolución el nombre de Granma. Un lugar central en la localización, consecución, compra, reparación, licitación y abanderamiento del Yate Granma le corresponde a Antonio del Conde bajo cuyos hombros estuvo toda la maniobra de traslado desde la Ciudad de México hasta Tuxpan, Veracruz de armas y cartuchos, acomodamiento de los expedicionarios en perfecto orden y el pasavante (permiso) correspondiente de la Capitanía de Puerto, el cual permitió la salida hacia Cuba el día 25 de noviembre de 1956 en una noche que debido a la entrada del mal tiempo estaba cerrada a la navegación de embarcaciones del calado del yate Granma, pero que Antonio consiguió con enorme dificultad que el capitán diera el permiso y se levantara la cadena (rada) que cerraba el paso del río a mar abierto.[13]

En conclusión, el vínculo histórico del pueblo de Ayotzingo como un eslabón clave en el triunfo de la Revolución Cubana queda como un hecho claro, serie de sucesos que habrían de culminar cuando lo guerrilleros entraron triunfantes en la Habana el 1 de enero de 1959, después de tomar el Cuartel Moncada.


[1] Elizalde Xolalpa, Pedro Ayotzingo, más de 500 años de Historia,  México 2008, pp. 93-97.

[2] Del Conde, Antonio Memorias del dueño del yate Granma, Centro de Estudios de la Revolución Bolivariana, Ciudad de México, 2ª Edición 2012,  p. 26.

[3] Ibid p. 28.

[4] Ibid p. 39

[5] Elizalde, op. cit. p. 95

[6] Del Conde, p.

[7] Entrevista a Julio César Suarez, septiembre 2016. En Pedro Trueba Ruiz, una experiencia de vida. (Surgimiento, bonanza y decadencia de la cuenca lechera de Chalco), FOEM, México 2017, p. 244.

[8] Santisteban, Carlos, Entrevista, op. cit. p. 250.

[9] Elizalde, p. 96.

[10] Op.cit. p. 94.

[11] Suarez, entrevista citada, en Pedro Trueba p. 227.

[12] Suarez entrevista, Estatutos de la Federación Proletaria Regional del Distrito de Chalco, Estado de México del 12 de octubre de 1945, op. cit., p. 197.

[13] Noyola, Jaime El Cuate Conde héroe Providencial de los revolucionarios cubanos, publicado en cuatro partes en el Periódico Amaqueme, 2020, Parte II.