
Alma Abilene Figueroa López.
TEPETLIXPA, Méx.- La mitad de su vida, Jaime Estrada García, de 60 años, lleva subiendo a la cueva de “Alcalican”, localizada en las faldas del Iztaccíhuatl a orar y danzar para haya agua en la región.
Lo hace, contó en entrevista con AMAQUEME, a fines de abril o principios de mayo.
“Alcalican, si lo traducimos literalmente es donde vive el agua o la casa del agua en las faldas del IztaccÍhuatl, acudimos sólo una vez al año y la intención es subir a abrir las puertas del cielo para que llueva en toda la región”, detalló.
Explicó que la visita la realizan en compañía del capitán Erik Santos, miembro de la mesa del Señor del Sacromonte, grupo de danza prehispánica que acude cada año a Alcalican.
“Nosotros vamos a hacer oración, hacer un ritual de rezo con movimiento que es lo que nosotros creemos que es la danza y le vamos a pedir a Tláloc y a Chalchiuhtlicue que son los dos númenes del agua”, detalló Jaime.
Explicó a la reportera que el agua que cae y corre es Tláloc y el agua que está estancada desde cualquier lago, charco o incluso el mar es Chalchiuhtlicue.
“Ellos moran ahí, en Alcalican, se dice que antes de la llegada de los españoles ellos eran venerados en el Sacromonte, en el Chalchiuh Most Coatepetl”, dijo.
Declaró que a la llegada de los españoles la gente ocultó sus deidades y sus creencias y aquello que más quería para que no fueran destruidas, y en este caso las llevaron hasta Alcalican, que es una oquedad de aproximadamente unos siete metros de profundidad en la formación rocosa de la montaña.
El entrevistado contó que acuden en estas fechas porque comienza el periodo del temporal.
“Es precisamente en la fiesta de Tláloc, es posterior a la fiesta de Xipe Tótec que es la primavera, en la segunda veintena después de la primavera, en abril o mayo es que se acude para solicitar el agua”, indicó.
Dijo que no se considera granicero y es un danzante desde 1978.
“Me asumo como danzante, y si bien es cierto que he dejado de danzar en algunos periodos, pues no lo he dejado jamás, aunque yo no me asumo como conchero, sí empecé a danzar con una mesa de concheros, la de don Faustino Rodríguez, aquí en Tepetlixpa”, refirió.
Con respecto a los graniceros, Jaime recordó que fue por los años de los 90s que se empezó a subir con un granicero de nombre Lucio.
“Don Lucio, cuyo apellido no recuerdo, era un granicero de Nepopoalco, de la zona de Totolapan, Morelos, él era el granicero mayor de toda esta zona, empezamos a subir con ellos por enterarnos de esta situación que hacían ellos”, externó.
Mencionó que los graniceros son una especie de orden, por decirlo de alguna manera, que viene desde antes de la llegada de los españoles, son gente conocida como quiapequis, graniceros, tiemperos o saudinos.
“Son personajes que la mayoría de ellos, han sido tocados por un rayo y no han muerto, a partir de ahí comienzan a tener visiones, sueños, donde se les ordena, se les pide que tienen que subir al volcán porque ahí está el espíritu del agua”, explicó.
Fue gracias al sincretismo que se unen dos creencias importantes, por un lado le rezan a los santos y a la cruz católica con cantos católicos y existe la otra parte donde se sabe que no nacieron con la religión católica.
“Los graniceros son capaces de crearte una tormenta o de disipar una al mismo tiempo”, dio a conocer.
Detalló que regularmente sube primero el grupo de danza azteca, quien abre las peticiones, los días 29, 30 o hasta primero de enero y los graniceros suben hasta el tres de mayo.
“A Alcalican yo empecé a ir desde hace 30 o 35 años, no he ido cada año, dejé de hacerlo algunos años, pero ahorita ya tenemos tres años yendo con Erik”, comentó.
Cabe mencionar que también en Tepetlixpa, existe una pequeña cueva, ubicada en la desviación que va hacia Tlalamac, sin embargo el entrevistado dijo no saber si aún se trabaja en ese lugar.
“Se ve que ha estado muy abandonada, hasta donde sé el último tiempero de aquí de Tepetlixpa fue don Juan Martínez, pero hace mucho que yo no tengo conocimiento de que se haga alguna ceremonia ahí, aunque al parecer hay una persona, Tomás Villanueva, que si no hace una ceremonia por lo menos si lleva unas ceras, flores y hace un rezo en el lugar”, acotó.
El entrevistado señaló que es importante que la comunidad sepa lo que se realiza en Alcalican, darles a conocer que aún hay personas que acuden a esos centros ceremoniales que durante más de 300 años estuvieron escondidos.
“Hasta donde sabemos fue hace 200 años que Chalchiuhtlicue y Tláloc fueron descubiertos por algunas personas en esa cueva, ya que antes de la llegada de los españoles fueron llevadas a ese lugar para que no fueran mancillados”, señaló Jaime.
Dijo que cuando estas deidades fueron descubiertas, quienes las localizaron las rompieron y en su lugar colocaron una cruz, a la que actualmente los danzantes van a vestir y a dejar ofrendas y también los graniceros.
“Tenemos que hacerle énfasis a la gente de que tiene que volver a su raíz, tiene que volver a buscar, nos estamos acabando el agua, los bosques, nos estamos acabando todo, por ese afán de posesión, por el afán de tener y lo único que realmente necesitamos es tener a la naturaleza”, afirmó.
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