
Gilberto Hernández Guzmán
CHALCO Méx.- Internos de la clínica de rehabilitación #Paradox” son golpeados frecuentemente, sufren vejaciones y por la falta de comida tenían que comer croquetas paras perros.
Lo anterior fue denunciado por dos internos, que debido a ello pidieron ayuda a sus familiares para que los sacaran de la clínica, ubicada sobre la calle Ignacio Allende casi esquina con Javier Mina.
Aseguraron que también eran golpeados constantemente por el dueño y encargados.
En entrevista con AMAQUEME dieron a conocer que todos los internos que se encuentran en la supuesta clínica de rehabilitación son sometidos por los encargados y el propietario, identificados como Adriana, Carlos y Adán Pacheco, quienes ordenan que golpeen a sus compañeros o no les den de comer.
Fernando uno de los denunciantes, que por iniciativa propia buscó al reportero para dar a conocer los abusos, dijo que los golpean frecuentemente y tienen prohibido hablar de ello con sus familiares, pues están amenazados para que no soliciten ayuda.
Aseveró que debido a la presión y malos tratos, uno de los internos intentó escapar a inicios de este año, pero al brincar desde un tercer piso se fracturó un pie , lo volvieron a meter y lo golpearon.
Reveló que hasta el momento no le han brindado atención médica.
Precisó que en forma frecuente los dejan sin comer y toda comida, ropa, accesorios de higiene, zapatos o tenis que sus familias les mandan no se las entregan, porque los encargados de la clínica los venden posteriormente.
“Según nos meten para una recuperación pero sólo recibimos maltrato físico y verbal, y siempre nos ponían las aplicaciones que son castigos físicos o golpes, nos ponían a caminar en cuclillas alrededor de la cancha, teníamos que dar unas 20 vueltas o había compañeros que los dejaban parados con las manos hacia arriba en un solo lugar, día y noche sin comer y sin poderse mover para ir al baño” sostuvo.
Señaló que otro de los castigos que frecuentemente les aplican son los “bombonazos”, que son golpes en la cara, cuando te dan los “bombonazos” te meten a un cuarto donde no hay cámaras, ahí te golpean en la cara y en las costillas.
“Tenemos prohibido decirle a nuestros familiares el trato que recibíamos, me obligaban a mentir y decir que todo estaba bien, ya que si decía algo de las agresiones que recibíamos, cuando las familias se iban, comenzaban a golpear a los internos por tratar de pedir ayuda”, aseveró.
Otra de las irregularidades que expuso, fue que dos de los internos que supuestamente tienen el control dentro de la clínica, andan armados con el consentimiento del dueño, ya que supuestamente así los tienen controlados.
“Hay algunos internos que nos amenazan con armas para que nos mantengamos a la línea con ellos, así nos mantienen, sin comer, hay algunos compañeros que han estado amarrados hasta por un mes sin que nadie pueda pedir ayuda”, puntualizó.
“Yo le pediría a las autoridades que se involucraran y realizaran una revisión en la clínica, ya que es una mafia adentro, por las armas, no dan de comer y todos están amontonados dentro de un solo cuarto” dijo.
Afirmó que debido a la escasez de comida, algunos de ellos son orillados a comer croquetas para perro, pero de igual manera si son descubiertos haciéndolo, forzados por el hambre, son golpeados y castigados.
“Diario nos dan una cucharada de avena sin sabor, una cucharada de soya y una taza de té, por eso mis compañeros se han comido las croquetas para perro, debido a que nos dejan sin comer, nos tratan peor que en un reclusorio” agregó.
Héctor, otro de los denunciantes que accedió a la entrevista, dijo que debido a los golpes que recibía le tiraron dos dientes.
“No podía preguntar algo porque luego luego me golpeaban, y en muchas ocasiones golpean a los internos sin razón, sólo por gusto, hay un compañero que está herido dentro de la clínica, lo golpearon en la cabeza y le hicieron una herida de unos 15 centímetros y no le dan medicamento”, manifestó.
Dijo que afortunadamente a él lo lograron sacar debido a que mandó un mensaje con claves a su familia, solicitando la ayuda.
“También nos daban pastillas, pero nunca nos decían de qué eran o para qué servían, sólo nos obligaban a que nos las tomáramos y si nos negábamos, era una golpiza segura, y eso las familias no saben”, asentó.
Dio a conocer que a un compañero lo amarraron y lo metieron de cabeza en un bote de basura, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, ahí lo dejaron entre la basura y el excremento de los perros como castigo por hablar”
Por ello pidió ayuda a las autoridades competentes para que regularicen la clínica, ya que las agresiones, amenazas y vejaciones en contra de los internos son diarias