13 de marzo
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Alma Abilene Figueroa

   SAN JUAN TEHUIXTITLÁN, Méx.- A la edad de 84 años falleció Maximino Ibarra Lozada, creador de instrumentos musicales prehispánicos como el huehuetl y teponaxtle, reconocidos a nivel nacional por su calidad.

   Don Maximino los empezó a fabricar a la edad de 12 años en esta su comunidad de origen.

   Fue en la década de los 60s que inició su larga trayectoria dando forma a los instrumentos prehispánicos, con los que ganó múltiples reconocimientos en todo México.

   Entrevistado por AMAQUEME en febrero de este año, su nieto Diego Ibarra Guzmán relató la forma en que su abuelo les enseñó a trabajar a él y a su padre los instrumentos de origen prehispánicos.

    “Esto inició con mi abuelo desde aproximadamente el año 1960 o 1965, después mi papá siguió con la tradición y ahora su servidor es el que lleva a cabo este arte prehispánico”, comentó.

Explicó que derivado de una exposición en 1967 realizada en el antes llamado Distrito Federal, dos personajes reconocidos le solicitaron a don Maximino hacer huehuetl y teponaxtles.

   Recordó que ellos fueron el escritor Carlos Monsiváis y Víctor Fosado, quienes lo hicieron, pero no le explicaron la forma cómo debería de hacerlos y con qué madera.

   “Mi abuelo a su entendimiento e imaginación comenzó a experimentar hasta que por fin encontró la madera y la técnica para hacer los huehuetls y los teponaxtles”, explicó Diego.

   Comentó que en esta delegación, además de ellos ya hay más personas que saben elaborar dichos instrumentos.

“Como familia somos los únicos, sin embargo hemos pedido el apoyo de vecinos para que nos ayuden a elaborarlos y van aprendiendo y desarrollando la técnica”, indicó.

Además de Diego, otros familiares de don Maximino desarrollaron su técnica para la creación de los instrumentos musicales.

 “También nuestros primos, quienes forman parte de las generaciones de mi abuelo ya elaboran este trabajo”, puntualizó.

Maximino Ibarra Lozada fue un destacado artesano de esta comunidad perteneciente a Atlautla, y ha dejado un importante legado a sus descendientes.

“La familia Ibarra, crea en los tambores de Mesoamérica un mundo devorado por la idea obsesiva de la muerte y la multiplicidad, donde lo mágico y lo real se entrecruzan y se identifican, le dan vida a un mundo alucinante, donde no pueden esperar las apariencias y los escondrijos porque es un mundo intenso, exigente, hecho de un solo golpe, resultado de una actitud invisible, en especial así es el mundo de Maximino Ibarra”, escribió alguna vez Carlos Monsiváis de don Maximino.