12 de marzo
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Abilene Figueroa López

    TEPETLIXPA, Méx.- Martha y Mauricio tuvieron su primer acercamiento con el alcohol cuando aún eran menores de edad, a diferencia de Teresa, que lo hizo a los 72 años.

   Actualmente, los tres son miembros de un grupo de alcohólicos anónimos en diferentes comunidades de la región oriente, gracias a lo cual están superando sus adicciones.

  “Mi amiga y yo jugábamos fútbol y en ese ámbito se ve mucho la influencia del alcohol, entonces al terminar los partidos terminábamos tomando o buscábamos cualquier situación para tomar”, comentó Martha, madre de familia hoy de 33 años.

    “Yo tenía muchos temas personales, familiares y de trabajo, además de los problemas físicos que el alcohol trae, ya que después del desgaste del fútbol venían incidentes por estar en estado de ebriedad, ya que a veces me caía al estar tomada”, reveló.

  Dijo todo lo anterior la obligó a aceptar que tenía problemas con su forma de beber y una amiga la llevó a un grupo de alcohólicos y posteriormente la invitó a integrarse a él.

   Sostuvo que en su familia los problemas principales que enfrentaba eran de desconfianza, pues cada que salía a jugar fútbol, su mamá, hermanos e hijos tenían miedo de que llegara alcoholizada.

“A veces yo les decía que jugaba a las dos de la tarde, pero llegaba a las 11 o 12 de la noche en completo estado de ebriedad y empecé a crear esa desconfianza en mi familia”, aseguró.

   En cuanto a su trabajo, dijo que su rendimiento era menor al normal, pues  acudía con sueño, hambre o mucha sed por la famosa “cruda”.

   Afirmó que en el grupo de alcohólicos anónimos ha encontrado un gran apoyo, y lo mejor de todo es que recuperó la confianza de su familia desde hace seis años, con la que ahora puede dialogar sin exaltarse por estar bajo los efectos de las bebidas embriagantes.

   La reportera también entrevistó a Mauricio, de 28 años, quien desde los 17 años empezó a beber, lo que provocó que abandonara en dos ocasiones sus estudios universitarios, debido a sus problemas de alcoholismo, que reconoció, eran muy grandes.

“Abandoné dos carreras, una de enfermería y una de psicología, empecé a tener problemas con mis padres, con mi pareja tuve problemas y separaciones, el alcohol iba complicando cada vez más mi situación personal”, contó.

   Manifestó que llegó a alcohólicos anónimos a los 21 años, sin embargo desertó al poco tiempo, pero como sus problemas continuaron regresó más convencido a la edad de 25.

“Encontré muchas cosas, mis problemas empezaron a desaparecer y mi situación en pareja mejoró, he retomado mis estudios en la universidad y tengo un trabajo que trato de desempeñar lo mejor que puedo”, puntualizó.

   Asimismo, Teresa,  adulta mayor, de 72 años reveló que por problemas personales buscó una fuga en el alcohol.

“Al sentir que mi familia se estaba destruyendo, tener dos hijos mayores de 20 años que no podía decirle a ninguno de ellos por qué bebían si yo también lo hacía, con la intención de ayudarles a ellos busqué ayuda”, confesó a AMAQUEME.

   Personas de las comunidades de San Andrés Tlalamac, Santiago Mamalhuazuca, San Juan TehuixtitlÁn, Ecatzingo, Ozumba, Cuijingo, Tepetlixpa y de toda la zona oriente se dieron cita el pasado sábado a un simposio para profesionales de alcohólicos anónimos,

   Los tres entrevistados por AMAQUEME, asistieron a él y accedieron a contar sus historias personales, a condición de guardar el anonimato.