
Arqueólogo Jaime Noyola Rocha
A la pastora Linda Gómez.
-Primera parte-
Hace ya varios años tuve una plática profunda con el desaparecido José Sánchez Solís en Tlalmanalco, con motivo de una larga entrevista sobre su fructífera vida y al hablar de sus orígenes, escuché por primera vez el nombre de Antonio Sánchez Allende, su padre, quien tuvo una vida legendaria como soldado del ejército zapatista y como líder sindical de la industria papelera.
Por entonces, José me platicó que su padre fue escolta del General Emiliano Zapata justo en las vísperas de su cobarde asesinato y que sólo se libró de compartir el destino del general, porque el mismo Zapata lo habría enviado a darle un importante aviso al General Everardo González sobre una acción militar que planeaba.
Mi padre fue revolucionario. Fue Capitán Primero del Ejército de Emiliano Zapata, de las Fuerzas del Sur. Luchó por la tierra, por la dotación de la tierra. ¡Estuvo con Everardo González! Con Juchitepec. Everardo González y su otro hermano, Bardomiano.
Posteriormente quedó por parte de Everardo. Lo recomendó con Emiliano Zapata, porque uno de sus escoltas se había separado. Y le pidió, que quería una persona de su confianza, para que se hiciera también de su escolta de Emiliano Zapata y después se pasó directamente a servir a Emiliano Zapata.
Don Antonio Sánchez Allende. Este, estando de escolta de Emiliano Zapata, le mandó un comunicado a Everardo para que se prepare para una batalla en Ozumba. Para reconquistar y fue cuando traicionaron a Emiliano Zapata. Y dice mi padre, me contaba mi padre, que salió de Chinameca. Que salió a avisarle a Everardo González de esa batalla que iban a tener, que estaba aquí en Tetela del Volcán. Entonces al salir, fue cuando muere Emiliano Zapata. Lo asesinan a Emiliano Zapata y él milagrosamente se libró de esa muerte. Entonces él tuvo varias batallas allí. Muy activo en esa época[1].
Entre los años de 1912 y 1913 el ejército zapatista empezó a engrosar sus filas, en gran medida por la represión atroz con la política de ”tierra chamuscada” que efectuaba el ejército maderista primero y partir de febrero de 1913 recrudecida por el usurpador Victoriano Huerta entre los pueblos de Morelos y del Estado de México. Pueblos quemados y campesinos llevados a la leva fueron el detonante del gran descontento que llevó a los campesinos a levantarse en armas y unirse al Ejército Libertador del Sur.
Ese fue el camino que siguió Antonio Sánchez Allende, el personaje que ha motivado estas líneas y que en esa época era un peón acasillado de la hacienda de Zavaleta y que cansado de tolerar la explotación que se hacía del peonaje y la crueldad de sus perpetradores los capataces y mayordomos, abandonó la hacienda y se fue a Morelos a unirse a la tropa del General Zapata. Así lo contaba su hijo José:
La revolución, el levantamiento fue casualmente por la explotación que había, por haberle quitado los españoles la tierra a los mexicanos. De ahí fue el levantamiento. Mi padre nos contaba que él trabajó en la Hacienda de Zavaleta con los hacendados. Y desde pequeño, él era niño. Pero como su papá desgraciadamente por el mal trato que tenía, mató a uno de los capataces, huyó. Y al quedar mi abuelita con los hijos, tuvo que meterlos también a trabajar y a la hacienda. ¿Y de qué otra cosa, trabajaban? Nomás que solamente la hacienda. Y dice mi padre que le dio bastante coraje. Dice, no podía andar trabajando y destapando la milpa. No podían dejar una milpa tapada, porque el mayordomo los agarraba a latigazos y que, a otro niño, por dejar sus milpas tapadas le dio de latigazos, pero una cosa tremenda. Y mi padre que se quedó viendo y que decía. “Este desgraciado, me la va a pagar. Este desgraciado me la va a pagar”. Y empezó el levantamiento de la Revolución. Y que se va. Se fue y se fue a dar de alta.[2]
Antonio buscó una Unidad del ejército zapatista por los rumbos de Tlalnepantla, Morelos que era el área donde ejercía sus dominios el General de División Felipe Neri con quién se unió el 3 de abril de 1913. Neri lo nombró Capitán de Caballería.
Para escribir este artículo conté con un importante documento facilitado por su nieta la Pastora Linda Gómez en donde consta que Antonio Sánchez Allende fue reconocido oficialmente como Veterano de la Revolución y Legionario por la Secretaría de la Defensa Nacional por sus servicios prestados a la revolución, el cual fue expedido por José C. Contreras, Ex General Brigadier del extinto Ejército Libertador del Sur, el 16 de diciembre de 1956.
Junto a las fuerzas del general Neri nuestro personaje tuvo mucha actividad en hechos de armas en el año de 1913, cuando el zapatismo era un ejército en pleno ascenso. La Unidad de Neri ataca y toma entre el 19 y el 21 de abril la plaza de Joncatepec, Morelos; el 30 de mayo la Unidad del General Neri junto con otras unidades zapatistas atacan y toman Ecatzingo, Estado de México desde diferentes ángulos, como investigó y ha escrito Marco Antonio Anaya, quien ofrece la interesante descripción de dicha batalla.
El 30 de mayo de 1913 en la que 1,000 zapatistas aproximadamente atacaron y tomaron la plaza de Ecatzingo. El ataque estaba comandado en el oriente por Bardomiano y Everardo González, y José Barragán Pineda; en el sur, por Agustín y Vicente Rojas y en el poniente y norte, por la gente de Felipe Neri.[3]
Atacan la plaza de San Nicolás de los Ranchos, Puebla el 9 de agosto y de regreso a Morelos participan en los combates de Coatepec, el 5 de octubre y en Tetelcingo el 17 de diciembre, el 11 de enero de 1914 Antonio libra la última batalla al lado del General Neri cuando atacan la plaza de Ozumba, estado de México.
La revolución zapatista toma nuevo impulso y revierte la suerte de los pueblos de Morelos, al recuperar el control de ese estado y expulsar a los federales.
“Emiliano Zapata había tomado Chilpancingo, [Guerrero] el 2 de marzo de 1914, al poco tiempo ocupa Jojutla, Jonacatepec y Cuautla. Ante el empuje zapatista los federales se ven precisados a abandonar el estado de Morelos… En junio de 1914, previendo el fin del gobierno huertista y el triunfo inminente de la revolución, el zapatismo da a la luz la ratificación del Plan de Ayala con el objetivo principal de elevar “la parte relativa a la cuestión agraria… al rango de precepto constitucional”.[4]
El 23 de enero de 1914 Antonio deja la Unidad del General Neri y se integra a la Unidad del General de División Vicente Rojas con quien solo estuvo cinco meses y a cuyo lado le tocó pelear en el ataque y toma de Topilejo, Distrito Federal el 19 de julio.
En julio de 1914 Emiliano Zapata y Everardo González se reunieron en San Pedro Oxtotépec para la ratificación del Plan de Ayala.
Para entonces Antonio Sánchez se había integrado el 15 de julio de ese año a la Unidad del General de División Everardo González y a las órdenes inmediatas del General Bardomiano González. A Antonio le tocó participar en esta época en el ascenso del zapatismo en los Distritos de Chalco y Texcoco y formar parte de la legendaria Brigada Everardo González que conoció en Chalco su mayor momento de gloria.
Por ese entonces en el campamento de Everardo González fue como Antonio conoció a Jovita Solís, la mujer que sería su esposa. Debemos imaginar las enormes dificultades y sufrimientos que debió sortear una familia en medio de la revolución, acicateada por los constantes movimientos de tropa y la incertidumbre para conseguir alimentos en muchos momentos de la lucha. José, uno de los hijos del matrimonio así recuerda que lo relataban sus padres:
[1] Entrevista a José Sánchez Solís en Tlalmanalco en 2004.
[2] Entrevista citada.
[3] Marco Antonio Anaya Pérez. Rebelión y revolución en Chalco-Amecameca, Estado de México, 1821-1921, Tomo 2, Secretaría de Gobernación, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México, 1997, p. 144.
[4] Enrique Krauze El amor a la tierra: Emiliano Zapata, Biografía del Poder, FCE,1987, p.71.