12 de marzo
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Arqueólogo Jaime Noyola Rocha

A la pastora Linda Gómez.

Segunda parte

Mi papá casualmente conoció a mi mamá en la Revolución, era de las cocineras de Everardo González y dentro de la tropa, ahí fue donde la conoció. Procrearon en la Revolución a mi primera hermanita. Esa hermanita, dice mi padre, que la alimentaba con tejocotes, cuando había, tortitas de maíz, de maíz. Cuando no, se hacían gorditas de la espiga de maíz y se murió de empacho. Y quedó sepultada en Tetela del Volcán[1].

 El Ejército Libertador del sur al mando de siete mil hombres ocupó las plazas militares de Amecameca, Tlalmanalco y Chalco. Everardo y Bardomiano González ocuparon la Villa de Chalco en octubre de 1914. Emiliano Zapata nombró a Everardo González, General de División y le otorgó la misión de operar en los distritos de Chalco, Texcoco y Otumba.

Las fuerzas de Everardo González controlaron el Distrito de Chalco de agosto de 1914 a mediados de octubre de 1915, durante ese tiempo formaron gobierno, rescataron tierras, expropiaron haciendas, nacionalizaron fábricas y se organizaron para defender los postulados agrarios del Plan de Ayala.

El General Emiliano Zapata escribió el 15 de agosto de 1916, en un documento que se encuentra en Tlalmanalco, en dónde reconoce los méritos de Everardo González y le otorga el ascenso a General de Brigada:

“La campaña efectuada bajo las órdenes de Everardo González  que ha llevado a cabo al frente de sus fuerzas, tanto en los Estados de México, y Morelos como en el Distrito Federal; arrebatando al enemigo, tras reñidos combates, las plazas de Tenango del Aire, Temamatla, Tlalmanalco, Fábricas de San Rafael, Chalco, Cocotitlán, Tlaltenango, Ayotla, Santa Bárbara, hacienda de Buena Vista, Juchitepec, Ayotzingo, Totolapan, Tlayacapan, Milpa Alta, Tecomitl, Mixquic, Tetelco, Tezompa, S. Pablo Oxtotepec, S. Salvador, S. Pedro Actopan, S. Juan Ixtayopan y Tulyehualco.[2]    

            Antonio Sánchez Allende contó a sus hijos algunos hechos que ocurrieron durante ese avance en octubre de 1914 y el rencor que guardaba contra los capataces y los mayordomos de la hacienda de Zavaleta y de la incursión zapatista en la Fábrica de Papel de San Rafael. Así lo recordaba su hijo José Sánchez: 

Y como venían avanzando. Cuando venían acá, les dijo. “No, vamos a Zavaleta, estos desgraciados me las van a pagar”. Desgraciadamente cuando llegó y eso, se escaparon y no les hizo nada. Fue a la fábrica. Y en la fábrica, igualmente hizo lo mismo y desgraciadamente, gente que estaba de acuerdo. Sacó los nombres de todos los jefes que estaban allá franceses e italianos y vestidos de mujer. Los escondieron y los sacaron por el cerro. Y él de coraje, entró la tropa y en los servidores de celulosa, al de sulfito, ahí metieron todos los fieltros y todo eso, los escondieron. Al almacenista le dijo, que si donde estaban los fieltros y los llevó. Los hizo que los llevaran a donde los tenían escondidos, y los rasgó mi padre en cobijas y se los repartió a todos los revolucionarios. Y fusilaron acá de este lado en la puerta de la fábrica a tres jefes. Y ya cuando trabajé en la fábrica, fui a ver y están ahí los impactos en las piedras de las balas. También acá en la Estación de Zavaleta. Me dijo también que fusilaron a unos y existen también los balazos.[3]

            Antonio participó durante el año de 1915 en varias batallas al lado del General Bardomiano González. El 25 de febrero estuvo en el combate en inmediaciones de Tepexpan, México; en marzo 3 luchó en el combate entre Xometla y Teotihuacán, México; entre mayo y junio la Unidad avanzó hacia el estado de Hidalgo y sostuvo un ataque y toma del punto El Tlacoyo el 11 de mayo y otro combate en Irolo el día 13 de junio.

            La derrota del zapatismo según la expresión de John Womack comienza con la abrupta derrota de la División del norte en Celaya a manos de Álvaro Obregón, así lo refiere Enrique Krause:

“La estrepitosa derrota del villismo a manos de Obregón cerró el paréntesis histórico. Ahora los esfuerzos carrancistas podían concentrarse en reducir por entero al zapatismo. En agosto de 1915 se inicia “la ruina de la revolución zapatista” que, es la frase perfecta de John Womack la terrible violencia de los ejércitos federales. [El General Pablo] González pretende acabar con los zapatistas “en sus mismas madrigueras.” En Jonacatepec hace 225 prisioneros civiles y los fusila en masa.  En junio de 1916 toma el cuartel de Tlaltizapán y da muerte a 283 personas. Los zapatistas trasladan su cuartel a Tochimilco, en las faldas del Popocatépetl…” [4]

            Las fuerzas zapatistas aún arrinconadas y rodeadas por feroces antagonistas, reúnen sus fuerzas y encabezados por el General Emiliano Zapata realizan un ataque masivo a Chalco y toman la plaza. Antonio Sánchez estuvo en esa cruenta batalla.

            El 12 de abril de 1916 en un ataque a la hacienda de Yautla, estado de México. Al día siguiente intentan tomar la plaza de Ozumba, Bardomiano González recibe un balazo en la columna que lo deja paralítico. En esa circunstancia Antonio Sánchez Allende se pone a las órdenes directas del general Everardo González. La Brigada pese los reveses recibidos continúa amagando y aun tomando furtivamente varias plazas del Distrito de Chalco. El 3 de mayo sostienen un combate en Ecatzingo; ataca y toman la plaza de Tenango del Aire el 31 de julio; el 3 de agosto atacan y toman la plaza de Santo Tomás; el 24 de agosto atacan y toman La Herradura, El Fuerte y Nepantla y al día siguiente atacan la plaza de Ozumba.

            Los zapatistas se repliegan después de ese acto de autoridad que significó la toma de Chalco y el General Zapata tiene que replantear completamente la estrategia de su lucha. Así lo refiere Enrique Krause:

Ante aquella embestida, Zapata se repliega y reanuda la guerra de guerrillas. En octubre de 1916 decide pasar a una ofensiva espectacular: entonces comienzan los ataques aislados pero efectivos a bombas de agua y estaciones ferroviarias cercanas a la ciudad de México: Xochimilco, Xoco. La impresión de la opinión pública es tremenda. A fines de noviembre, [Pablo] González emprende la retirada. A principios de 1917 los zapatistas recuperan su estado. Al ocupar Cuernavaca.[5]

            La 1a División Mixta Everardo González, nombrada por el general Zapata, recibe la encomienda de trasladar sus fuerzas a Morelos donde sostiene varios hechos de armas durante 1917. Antonio Sánchez Allende participó en los primeros días de enero en tres combates: el ataque y toma de la plaza de Cocoyoc el día 1, combate en el mismo pueblo, el día 3 y en el ataque a un tren militar entre la Estación de Cascada y San Miguel el día 4.

El 4 de diciembre de 1917 atacan la plaza de Tepetlixpa, México, acción con la cual inician una campaña hacia los estados de México y Puebla. El 12 de febrero de 1918 atacan la plaza de Tenango del Aire; para el 3 de abril atacaron la plaza de Atlixco, Puebla y el 12 de agosto sostuvieron un combate en Calpan, Puebla.

Los zapatistas resisten con dificultad los embates del carrancismo, que los persigue de cerca.

En agosto de 1918 pierden [el Cuartel General de] Tlaltizapán y se refugian en Tochimilco, no obstante, su virtual inaccesibilidad, a veces debe ser evacuado hacia el pequeño Tochimizolco.[6]

            El 10 de abril de 1919 fue vilmente asesinado el general Emiliano Zapata en la hacienda de Chinameca y Antonio Sánchez Allende que era uno de sus escoltas personales pudo haber estado entre los caídos, de los diez elementos que acompañaban como escolta al Caudillo del Sur. Pero como se suele decir popularmente “no le tocaba”, así lo refiere su hijo José:

Debido a que mi padre fue revolucionario. Don Antonio Sánchez Allende. Fue Capitán Primero del Ejército de Emiliano Zapata, de las Fuerzas del Sur. Fue escolta de Emiliano Zapata Cuando asesinan a Emiliano Zapata, él milagrosamente se libró de esa muerte.

            Después de la muerte de Zapata, Everardo González continuó la lucha y como dice la foja de servicios de Antonio Sánchez Allende durante 1919 aún sostuvieron cuatro batallas, a saber: combate en Tlalnepantla, Morelos el 26 de agosto, al día siguiente otro combate en las inmediaciones del mismo pueblo; y ese mismo día combatieron en Atlayuca, en los límites de México y Morelos y el 16 de noviembre en Xalitzintla, Puebla.

            Antes de finalizar este relato sobre la valiente y destacada actuación de Antonio Sánchez Allende como soldado del Ejército Libertador del Sur, quisiera ponderar la fidelidad que mostró nuestro personaje a la lucha zapatista que nunca abandonó y que sólo dejó a consecuencia de la unificación de las fuerzas revolucionarias, motivo por el cual fue licenciado el 15 de mayo de 1920.

            Acabó la Revolución Mexicana y entró a trabajar en la industria papelera donde tuvo también una actuación destacada. Así lo describe su hijo José:                

Le gustó la política, pues él luchó tanto en la revolución en la adquisición de la tierra y también fue Secretario General de la Industria Papelera. Luchó por la tierra, por la dotación de la tierra. No solamente a nivel nacional, sino también de mi propio pueblo y de allí empezó la raíz de la política.[7]


[1] Sanchez, entrevista citada.

[2] Documento suscrito por Emiliano Zapata en el Cuartel General de Tlaltizalpan, Morelos el 15 de agosto de 1916.

[3] Sánchez entrevista citada.

[4] Krause op. cit. p.101.

[5] Op. cit. p. 102.

[6] Ibid p. 118.

[7] Sánchez entrevista citada.