
Jorge Martínez Cordero
SAN PABLO ATLAZALPAN, Méx.- Por 117 años, el color anaranjado del cempasúchil ha adornado cada tumba del panteón de eta comunidad.
La tradición de enflorar cada sepulcro con la flor representativa del día de muertos en la cultura mexicana la llevan practicando los pobladores desde hace más de un siglo.
Como cada año, éste 29 de septiembre no fue la excepción, pues decenas de familiares llegaron con manojos de la emblemática flor de cempasúchil para adornar floreros, cruces y lápidas de sus difuntos.
La tradición data desde muchas generaciones atrás, desde que se fundó en agosto de 1906 el panteón de la Reforma, nombre original, pero que en la actualidad, toda persona lo conoce como el panteón municipal de Atlazalpan.
Desde temprana hora, cada 29 de septiembre, decenas de vecinos que tienen sepultados a sus seres queridos en dicho camposanto inician el rito de dar limpieza al sepulcro y adornarlo con esta vistosa y emblemática flor.
El significado de tal acto, de acuerdo a Irma Ramos Martínez es la invitación a todos sus seres queridos ya difuntos, siendo como una antesala a la preparación de su llegada los días uno y dos de noviembre.
´´Desde que vivieron mis bisabuelos esta tradición ya se practicaba, siendo algo que le enseñaron a mis abuelos, luego a mis padres, después a nosotras y ahora lo hemos transmitido a nuestros hijos´´, señaló la señora.
En tanto Lorenzo Ortega y su esposa María Trinidad también llegaron con sus bultos de flores para adornar los sepulcros de sus familiares y apuntaron que debido al tiempo que tiene el panteón, ya está considerado como patrimonio de la humanidad.
La pareja que ya iba de salida y que aún llevaba flores comenzó a compartirlas en las demás tumbas que aún no eran adornadas.
“No nos quita nada compartir las flores, no tiene ningún caso que nos las llevemos, por el contrario, las depositamos en los sepulcros que todavía no tienen o de plano la familia no llegó, pues aquí les dejamos algunas para que se vean bonitas´´ apuntó el matrimonio.
Desde el 29 de septiembre, el camposanto de San Pablo se ha pintado de naranja y aromatizado con la flor de Cempasúchil como parte de los usos y costumbres de sus habitantes.