
Jorge Martínez Cordero
SAN MARTÍN CUAUTLALPAN, Méx.- La producción del ladrillo rojo que ha cobrado reconocimiento en todo el país por su calidad, inició hace más de un siglo en esta población perteneciente al municipio de Chalco.
Sin embargo, Ángel Hernández Vega, ladrillero entrevistado por AMAQUEME puntualizo que no existen registros reales de lo anterior, pero las familias que lo hicieron, sostienen que empezó hace más de 100 años.
En su caso personal, dijo que gracias a las enseñanzas de su padre, desde los cinco años empezó a involucrarse en la fabricación del ladrillo en el mismo patio de su casa donde su progenitor trabajaba.
Ángel, hoy de 56 años, señaló que quienes se dedican a este oficio los reconocen como artesanos del ladrillo.
Para desmentir señalamientos equivocados, aseguró que nunca fue explotado por su padre ni por nadie, al igual que muchos niños que crecieron como él aprendiendo el oficio en los terrenos donde usados para sacar material y dar forma a los ladrillos.
Afirmó que al paso del tiempo se volvió su modo de vida.
Previamente contactado por el reportero, gracias al apoyo de Rufo Lozada, miembro de la Unión de Tabiqueros de San Martín Cuautlalpan, Ángel se quitó sus zapatos para hacer pruebas de su trabajo y explicar parte del proceso de elaboración.
Informó que en cada quema o encendido de los hornos que trabajan con temperaturas de 1600 grados se busca acabar con la creencia popular que se continúa contaminando de forma desmedida, ya que sólo emplean leña, cascara de coco y cascara de café.
Señaló que de un promedio de 120 horneros que existen en la actualidad, el 80% están agremiados a la Unión de Tabiqueros y Horneros de San Martín Cuautlalpan, mismos que cuentan con la evaluación de impacto ambiental otorgada por Eduardo Díaz director de evaluación e impacto ambiental y el director de ordenamiento e impacto ambiental estatal Nicolás Mendoza.
El artesano dijo que diariamente, desde las tres o cuatro de la mañana inician su jornada de trabajo, empezando con la preparación de arcilla, existente en bancos de tierra de esta población, para terminar alrededor del mediodía, elaborando un promedio de 1,300 a 1,500 tabiques.
Explicó que son cuatro materiales importantes y específicos los que tienen que mezclar para obtener la calidad de sus ladrillos: arcilla, estiércol de caballo, arena de río y aserrín.
Refirió que deben combinar todos los elementos con agua, lo que forman la mezcla que amasan con los pies desnudos, porque el tacto que tienen con la mezcla es lo que les permite saber en qué momento está lista para iniciar el producto.
Aseguró que el ladrillo rojo de San Martín es buscado por clientes de Zacatecas, Hidalgo, Querétaro, Puebla, Morelos, Michoacán, Guerrero y otros estados, a pesar de que Puebla es gran productor de este tipo de ladrillo, pero por su calidad, el de San Martín es más buscado que ningún otro.
Por su parte, Rufo Lozada externó que la unión ha trabajado y siguen trabajando bajo normas específicas de la Procuraduría de Protección Al Medio Ambiente (PROPAEM).