
CHALCO, Méx.- Las inundaciones que afectaron durante más de un mes a varias colonias de este municipio, no sólo dañaron cientos de casas, sino que también impactaron la economía, obligando al cierre de decenas de negocios y dejando a muchos otros sin clientela.
Propietarios de diversos giros comerciales emigraron de la zona, mientras que algunos negocios quedaron devastados, sin posibilidad de recuperarse.
Otros, como en el caso de Antonio Obregón, quien tiene una talachería en la avenida Solidaridad de la colonia Culturas de México, llevan el mismo tiempo sin poder ganar un solo peso. La desesperación ha tocado su puerta ante la difícil situación económica que enfrenta.
Don Antonio confesó a AMAQUEME que sigue abriendo su negocio, ubicado en la avenida Solidaridad de la colonia Culturas de México.
Comentó que se la pasa sentado en su silla, observando lo que ocurre en la calle, ya que nadie, absolutamente nadie, llega para solicitar sus servicios.
«Abro mi local para ver qué pasa. Mantengo la esperanza de que algún cliente llegue, pero luego, al ver que la avenida está cerrada por los camiones y las mangueras que están sacando el agua de las calles, y que el paso sigue totalmente bloqueado, me doy cuenta de que nadie va a llegar», contó el talachero, quien en unos días cumplirá 60 años.
Refirió que no hay trabajo, no hay movimiento de vehículos y, por lo tanto, no hay clientes.
Se lamentó de que, debido a su edad, no sale a buscar empleo porque, según él, en ningún lugar lo aceptarían.
Informó que ha solicitado todo tipo de apoyo a las personas del gobierno que han estado revisando las casas dañadas, pero, al explicar su situación, simplemente le dijeron que como su negocio no se inundó, no es considerado afectado.
Don Antonio argumentó que, al igual que las personas que lo perdieron todo por las inundaciones, él también ha sufrido pérdidas, ya que, desde el mismo momento en que la avenida quedó cerrada y luego bloqueada por camiones y mangueras, no ha podido generar ingresos para llevar sustento a su casa.

Con lágrimas en los ojos y palabras entrecortadas, mencionó que aunque tiene hijos, cada uno de ellos ha hecho su vida y tiene que velar por su propia familia, por lo que solo le queda preocuparse por él y su esposa, quien también tiene su misma edad.
«Nos han cerrado el camino, nos han afectado. No hay nada. ¿De qué me mantengo? Me pongo triste porque no tengo trabajo y, la verdad, necesito apoyo, porque así, en estas condiciones, no se puede chambear», dijo don Antonio.
Señaló que le gustaría que, al igual que las familias cuyas casas quedaron bajo el agua y que están recibiendo ayuda, también los comerciantes que han sufrido pérdidas recibieran algún apoyo para poder recuperarse económicamente.
Por último, mencionó que tanto él como su esposa lloran juntos ante la impotencia de no poder hacer nada, esperando que pronto quiten las mangueras y reabran el paso para poder trabajar.
