
CHALCO, Méx.- César Manuel Truche Saldaña, ha estado trabajando desde hace dos años como malabarista en un crucero vial de este municipio para solventar sus gastos universitarios. Quiere terminar su carrera de Ingeniero Industrial.
El joven de 19 años, ha cursado cinco de los 11 cuatrimestres en la Universidad de Estudios Tecnológicos y Avanzados para la Comunidad (ETAC), Campus Tlatelolco en la CDMX. A pesar de los desafíos, está motivado y señaló que ahora le falta menos para terminar que cuando empezó.
Siendo el mayor de cuatro hermanos con quienes vive en San Gregorio Cuautzingo, confesó que, debido a la difícil situación económica de la familia, decidió buscar sus propios ingresos para costear sus estudios. A pesar de que sus padres trabajan, prefiere que el dinero se destine a cubrir los gastos escolares y de vestimenta de sus hermanos, mientras él se las ha estado arreglando para financiarse la universidad.

De lunes a viernes, de siete de la mañana a cuatro de la tarde, César llega al crucero de las avenidas Cuauhtémoc y José Carbajal, en el centro de Chalco, con una lona que dice “Apóyame a pagar los gastos de mi universidad” y, con tres o cuatro pelotas, realiza sus rutinas de malabares.
Contó que ha estado haciendo esto desde hace dos años, donde debe esperar a que el semáforo se ponga en rojo, ya que a partir de ese momento, solo cuenta con 20 segundos: cinco para mostrar su lona, diez para realizar su rutina y los cinco restantes para pasar entre los vehículos esperando recibir el apoyo de los conductores.
Comentó que es hasta que llega a casa por la tarde que puede comer, ya que trata de ahorrar lo más posible para seguir pagando la escuela y sus pasajes los días sábados, cuando le toca ir a la universidad.
Enviando un mensaje a los jóvenes que enfrentan una situación similar, dijo: “Será una batalla difícil, pero no imposible, con la constancia y determinación se pueden lograr muchas cosas y salir adelante”.
Cada moneda que recibe es muy apreciada, puesto que con lo que junta, paga sus mensualidades, que son de 3,500 pesos, y cuando tiene que pagar la inscripción, el costo sube a 4,500 pesos, debido a un seguro.
Además, está ahorrando para comprarse una computadora portátil adecuada para sus estudios, cuyo costo es de casi 15,000 pesos, ya que actualmente realiza todo en su teléfono móvil que le es insuficiente.
“Toda cooperación que llega a mis manos no es para algo malo; al contrario, lo uso para pagar mis mensualidades. Mi sueño es que, cuando ya sea ingeniero, pueda ayudar a quienes estén en mi misma situación, ofreciéndoles trabajo o asistencia económica”, afirmó César Manuel.
