12 de marzo

Jorge Martínez Cordero

   CHALCO, Méx.- Caminando, en  motocicletas y bicicletas cientos de peregrinos cruzan este municipio rumbo a la Ciudad de México para terminar sus agotadoras jornadas en la Basílica de Guadalupe.

   Conforme se acerca el 12 de diciembre, el flujo de peregrinos aumenta, siendo los días nueve, diez y 11 los de mayor afluencia.

El objetivo de la mayoría es llegar a tiempo para presenciar las tradicionales mañanitas ofrecidas a la también conocida “Morenita del Tepeyac” antes del primer minuto del día 12.

Con rostros que reflejan el cansancio y muchos con daños visibles en los pies debido a largas horas de caminata, algunos devotos descansan en explanadas de edificios gubernamentales y atrios de iglesias antes de continuar su travesía.

Tal es el caso de un grupo de 50 peregrinos, compuesto por mujeres, adultos mayores, adolescentes y niños, procedentes de San Miguel Canoa, Puebla, conocido por el linchamiento de cinco trabajadores de la Benemérita Universidad de Puebla.

Todos salieron con fe y el propósito de cumplir la promesa hecha a la virgen, llegar a visitarla en su santuario.

  Osvaldo Guerrero Vázquez, de 17 años, originario de Atlixco, Puebla, relató que salió de su pueblo natal el lunes nueve de diciembre con el deseo de llegar a tiempo para las mañanitas.

Con las plantas de los pies lastimadas por tantas horas de caminata, aprovechó la noche del martes para descansar en el atrio de la iglesia de Santiago Apóstol, en Chalco, y aliviar un poco sus pies.

“Vine acompañado de mi papá y una tía. Los tres vamos a visitar a la Guadalupana, pero aproveché para dormir un rato y curar mis pies; aunque no están del todo sanos, no importa; continuaremos nuestra caminata, estoy seguro de que la Virgencita me ayudará a llegar hasta ella”, afirmó Osvaldo mientras se colocaba cinta adhesiva en los pies para seguir caminando.

Otro caso es el de Santiago Vásquez, de 35 años, originario de Santiago Xalitzintla, Puebla.

Aseguró que va a visitar a la Virgen en cumplimiento de una promesa que le hizo a su madre.

 “La Morenita ha cuidado mucho de mi hija, y este año se cumplen seis en que vengo caminando desde mi pueblo hasta la Villita”, compartió.

Por otro lado, Luis Otero, de oficio enfermero, decidió instalarse en la carretera México-Cuautla, ofreciendo jugos y botellas de agua a los peregrinos que pasaban por el lugar.

“Es la primera vez que hago esto porque sé lo que se siente caminar tantas horas en peregrinación. Ya tuve la fortuna de vivir esa experiencia años atrás, y esta vez vine con mi familia para ayudar un poco”, comentó el enfermero.