12 de marzo

***El más antiguo que ha arreglado tenía 80 años; es un restaurador muy reconocido por su trabajo, lo encuentra en el parque «Alfredo del Mazo» de Chalco

   CHALCO, Méx.- Alfredo Garduño López, restaurador de niños dios y otras imágenes religiosas, aprendió este oficio a los ocho años, gracias a las enseñanzas de su padre.

Señaló que la experiencia adquirida a lo largo de los más de 50 años que lleva trabajando como restaurador le ha permitido ganarse el reconocimiento como uno de los más destacados en su oficio en la región volcanes.

   Los clientes lo buscan cada año para rehabilitar sus imágenes, atraídos por la calidad de su trabajo que imprime en cada una de sus obras.

Aunque es originario del municipio de Chimalhuacán, Alfredo lleva muchos años trabajando en Chalco, hasta considerarse parte de este municipio.

Durante mucho tiempo, trabajó en varias de sus calles con la misma actividad, y hace 19 años comenzó a hacerlo en el parque “Alfredo del Mazo”, donde cada año es instalado el corredor navideño.

Alfredo compartió que su compañera de vida, Rosa María Hernández lleva 35 años trabajando junto a él en lo que consideran una labor tanto artística como artesanal.

Sus hijas, Karen Lizbeth y Daniela también se involucran en el trabajo restaurador, encargándose del pintado, decoración y acabado de cada figura.

Aunque el oficio de restaurador es por temporadas, Alfredo aseguró que, afortunadamente, lo mantiene ocupado gran parte del tiempo.

 Sin embargo, cuando tiene algo de tiempo libre, se auto emplea como taxista.

“Aunque ya llevamos mucho tiempo trabajando en Chalco, seguimos viviendo en el municipio del ‘Guerrero Chimalli’ y todos los días venimos hasta acá para cumplirles a nuestros clientes”, comentó.

Señaló que ha restaurado niños dios de todas las edades y materiales, como madera, resina y yeso, pero el más antiguo que ha arreglado tenía 80 años, 22 más que él.

Contó que ha tenido experiencias extrañas, pero agradables, con las figuras, ya que a veces se esconden cuando los buscan para restaurarlos o entregarlos.

“No los podemos encontrar en el momento o los encontramos en otro lugar que no es el de ellos”, aseguró

“Y cuando los dueños llegan, simplemente no los encontramos. Entonces, cuando los clientes se van, aparecen a la vista. Estas y otras situaciones nos han ocurrido”, contó el entrevistado.

Por su parte, clientes como Marisol Sánchez, María y Francisco señalaron que llegaron al local de Alfredo debido a que su trabajo es muy reconocido y recomendable, además de que sus precios son accesibles.

Otros clientes aseguraron que es una tradición familiar llevar cada año sus imágenes para darles una «manita de gato», aunque no necesiten reparaciones. Saben y reconocen que el trabajo de Alfredo y su familia siempre está garantizado.