
SAN JUAN TEHUIXTITLÁN, Méx. Cocoles que van desde los cinco hasta los cuarenta centímetros y pan redondo de diferentes sabores, son elaborados en esta comunidad por María Ángela Soto.
Entrevistada por Amaqueme, María Ángela Soto Villanueva, contó que desde que era niña se dedicaba a hacer cocoles; la dueña del horno era su mamá y les heredó el negocio.
“Yo le ayudaba a mi mamá a limpiar el pan, a embolsar y a preparar”, explicó.
Dijo que actualmente su negocio es familiar, sin embargo, cuando sus hijos no le pueden ayudar recurre a otras personas, como sus vecinas, para que le ayuden.
“Empezamos a las cuatro de la mañana y hasta las doce del día; a las doce del día ya estamos fuera”, comentó, destacando que lo hacen de esa manera para que el pan pueda enfriarse lo suficiente antes de embolsar.
“Lo sacamos a unas tablas a enfriar, le damos un tiempo a que esté frío para que al embolsar no sude, ya que muchos dicen que se les apoxcahua muy pronto y eso es porque lo embolsan caliente”, refirió.
Los días que María Ángela elabora cocoles son los lunes, jueves y sábado, puesto que se prepara para acudir a vender a los tianguis de Ozumba e Ixtapaluca.
“Voy a vender a Ozumba, mi lugar está frente al mercado y también en Ixtapaluca, me pongo en las afueras del mercado Evolución”, indicó.

Asimismo, invitó a quienes gusten comer pan caliente, los días antes mencionados los tiene a partir de las nueve de la mañana, es pan recién salido del horno.
En cuanto al proceso de preparación, la entrevistada dijo que primero preparan la masa, la revuelven, la dejan reposar y ya después le dan forma al pan.
“Primero pongo a hervir mi piloncillo con un poco de canela, eso lo hago desde en la noche para que se enfríe; en la mañana lo revuelvo con harina y un poco de azúcar”, detalló.
Los tipos de pan que hace son blanco o natural, que es el de azúcar,; también de anís, nuez, nata, naranja e higo.
“Trabajamos cocol tradicional y pan redondo, todo depende del gusto del cliente. Mucha gente se lleva los pequeños y otros los grandes, el que más se vende es al tamaño de una concha pero en sí manejamos tamaños pequeños, medianos y grandes”, mencionó.
El pan más grande que lleva a vender es de 40 cm, pero si le hacen algún pedido especial, los hace al tamaño que el cliente lo pida; el cocol más pequeño es de aproximadamente cinco centímetros.
“El pan redondo lleva otra elaboración, dependiendo el sabor debido a que el de nuez lleva nuez molida y picada, el de higo también lleva trozos picados e higo molido, al de nata se le debe agregar la nata, en general es un poco más laborioso y también más sabroso. El cocol es más tradicional, al redondo le ponemos mantequilla y huevo”, precisó.
Entre los sabores del cocol hay uno que se conoce como “tlacoyo”, que es un pan salado con una mezcla de dulce.
“Se conoce también como pan mestizo, es sal con dulce: lo que está dentro es salado y lo de afuera es dulce, también hacemos las trenzonas que es pan redondo de sal con dulce; para hacerlos se usan dos harinas”, expresó.
La entrevistada contó que, desde la época de sus abuelos, se elaboraba el pan. “Dicen que iban a vender en sus caballos a los pueblitos, llevaban sus canastos y todavía ni había carros cuando ellos empezaron”.
A pesar de que hoy en día se ofrece mayor variedad en cuanto al pan, la venta de cocoles continua, según María es por el sabor y lo económico de este pan.
“También porque es pan artesanal, hecho a mano y con horno de leña”, destacó.
Aunque hay quien lo come solo, hay personas que rellenan este delicioso pan con diferentes ingredientes.
“Con el chilatole es muy sabroso, quienes lo han probado con chilatole saben que es muy sabroso, con nata, con queso, con crema y hasta con aguacate”, finalizó María Ángela.
