12 de marzo

Alma Abilene Figueroa López

   SAN MATEO TECALCO, Méx.- Pascualita Valencia Jiménez nació en esta comunidad en 1922 cuando en México aún se libraban las últimas batallas de la revolución y es reconocida como la mujer más longeva, pero lamentablemente murió a meses de cumplir 102 años.

   Su fallecimiento tuvo lugar el jueves 16 de enero rodeada de su numerosa familia, cuando sólo le faltaban cuatro meses para cumplir un año más.

   En el 2023, Pascualita festejó sus 100 años en compañía de sus nietos, bisnietos y tataranietos.

    En una entrevista pasada que la reportera de AMAQUEME le hizo a sus hijos informaron que aun cuando el acta de nacimiento de ella dice que nació en 1924, aseguraron que el documento original se extravió pero tenía fecha de 1922.

“En los libros del registro civil no se encontró registrada y nosotros como hijos y sus hermanos estamos conscientes de que es de 1922, porque vimos el acta que se perdió, sólo que al solicitar la reposición del acta de nacimiento sólo se hizo un estimado de la fecha”, explicó en aquella ocasión Rafael Pérez, su tercer hijo.

    Cabe destacar que un mes después de haber festejado su cumpleaños número 100, el gobierno municipal le entregó un reconocimiento durante el 198 aniversario de la erección del municipio de Ozumba.

    Algunas de las historias de doña Pascualita, quedaron grabadas para AMAQUEME y también en la memoria de sus hijos y nietos, a quienes constantemente les relataba cómo era la comunidad en sus tiempos de juventud.

   Pascuala sufría de problemas auditivos, por lo que únicamente contó a la reportera, historias personales.

 “Yo lavaba ahí abajo, y de ahí todos los demás se tendían toda la barranca a lavar y de ahí se acarreaba agua para beber”, recordó mientras señalaba la barranca cercana a su hogar.

Resaltó que el agua que se bebía era tomada de un aljibe donde se almacenaba y al que se llegaba por una vereda donde pasaba sólo una persona.

“Yo le digo a mis hijos: ahora somos reinas, pero cuando antes yo me vine a vivir acá teníamos que acarrear agua de allá pa’ acá”, puntualizó.

Una de las anécdotas que conto a la reportea fue sobre la forma utilizada por pobladores de la comunidad con ladrones que sorprendían robando.

“Los que se robaban los guajolotes o las gallinas aquí los agarraban y los amarraban de los postes y toda la gente pasaba a cachetearlos antes que los presentaran ante la autoridad en Chalco”, citó su hijo Rafael.