12 de marzo

Mario Alberto Serrano Avelar

Cronista Municipal de Tepetlixpa

***Ese día cayó domingo y refiere en un tono sarcástico, que en el pueblo de Tepe, jurisdicción de Chalco, con total impunidad y falta de respeto a las Leyes de Reforma, se había llevado a cabo el día 20 una procesión sin que las autoridades locales hicieran nada al respecto.***

Una de las grandes tareas para este cronista y en general para los interesados y entendidos de la historia tepetlixpense es el dar con los datos exactos sobre la llegada del Dulce Nombre de Jesús y por ende, el origen de la festividad que este fin de semana llega a su punto culminante.

            El tema es complicado por tres razones. La primera, que en 1914 las tropas carrancistas le metieron fuego al pueblo convirtiéndolo en cenizas. Antes, los zapatistas hicieron lo propio con la presidencia municipal y por si la piromanía fuera poca, recién supe que en 1931 un incendio acabó con todo papel y legajo; luego entonces, no-hay-documentos-antiguos.

            La segunda razón es que en los testimonios orales hay huecos y resbalones producto de nuestra nada confiable memoria humana. Todos sabemos lo que “dicen los abuelos”, pero los abuelos de ahora mismo nacieron cuando más en la década de 1950, o sea que para asuntos de la historia, son más bien unos chamacones, y si cada quien le va metiendo de su cosecha, la objetividad se disuelve más rápido que un chisme.

            La tercera es que en Tepe, lo mismo que en muchos pueblos, la memoria es un asunto que no se toma muy en serio. Puede que en el futuro los investigadores hagan pasto de los millones de transmisiones en vivo de Facebook como fuente histórica, pero lo dudo, puesto que un leve error en la tecnología puede alterar todo: imaginen que algún algoritmo o cachivache de su teléfono falle y en lugar de establecer que el video equis se tomó en el año 2025 lo ponga en el 2015.

            Como sea, hay unas pistas sobre la Fiesta que vengo a compartir por aquí en atención a los miles de visitantes que estarán disfrutando en las próximas horas el color, música, comida y pulpa de Tepetlixpa.

            Entonces, paso a contar. Investigando hasta debajo de las piedras me topé con una nota periodística del 25 de enero de 1874. Ese día cayó domingo y refiere en un tono sarcástico, que en el pueblo de Tepe, jurisdicción de Chalco, con total impunidad y falta de respeto a las Leyes de Reforma, se había llevado a cabo el día 20 una procesión sin que las autoridades locales hicieran nada al respecto.

            El día 20 cayó martes, lo que nos lleva a cruzar semejante dato con la tradición oral. Según se relata, la imagen del Dulce Nombre de Jesús llegó a Tepe un día martes de la última semana de enero. La historia es de todos conocida: que al regresar de México tras una restauración que le hicieron, sus porteadores descansaron en Tepe como una escala camino a su pueblo. El asunto es que cuando mis ancestros se enteraron de tan preciada carga, acabaron haciendo fiesta. Los porteadores fueron alojados con la munificencia que, con mucha modestia lo digo, siempre han tenido mis paisanos. Al día siguiente, luego de semejantes atenciones, pues el DNJ simplemente ya no se quiso ir.

            Tan bella historia ya nos da pistas sobre la tradición de ser un martes de la última semana pues justo ese día se hizo la procesión. Ahora, de ninguna manera quiero decir que el 20 de enero de 1874 haya sido el día de tan milagroso suceso.

Antes bien, el dato nos invita al análisis. Lo que hoy es un Santuario magnífico, en sus orígenes era una modesta capillita desvencijada cuya transformación llevó sus buenos años (en esta columna: https://amaqueme.mx/2024/01/17/cronicas-bajo-el-volcanveinticuatro-albaniles-construyeron-la-casa-del-dulce-nombre-de-jesus/ ya toqué ese tema, por si gustan volver a revisarla). Entonces la lógica se impone: la imagen descansaba en la Parroquia de San Esteban y solo durante su festividad era llevada con grandes manifestaciones de fe hacia su capilla, hoy santuario.

            Sin ánimo de meterme en camisa de once varas, puede que por eso acá en Tepe la fiesta gire siempre alrededor de recorridos, un recuerdo psicológico de esas impactantes procesiones de finales del siglo XIX.

            En esta labor detectivesca hay otro dato a considerar. En 1874, años de don Sebastián Lerdo de Tejada, absoluto comecuras como ningún otro presidente, las Leyes de Reforma seguían aplicándose a rajatabla y por ningún motivo podían salir imágenes, sacerdotes ni fieles con velas a las calles. Lo que es más, en ese año, el alcalde de Tepe era don Gumesindo de Jesús Guerrero (fallecido en 1904), pastor evangélico ampliamente conocido en los círculos de su Iglesia y respetado por propios y extraños. Siendo el presidente municipal ajeno por sus convicciones al desarrollo de una festividad católica, su reticencia para permitir la procesión o el hacerse de lado para no chocar con sus vecinos y gobernados, fue el detonante para que el hecho trascendiera y algún anónimo periodista se tomara la molestia de escribir su nota.

            En resumen, la imagen ya estaba en Tepe desde antes de 1874, pero por ahora no podemos precisar exactamente cuándo. El dato también desestima que llegara después de esa fecha, como  sostiene por ejemplo una estampa repartida en el mismo Santuario que indica ¡el día de salida de México! “El 15 de enero de 1881… llegando el día 20”. Y esto porque, la procesión indicada en la noticia se infiere, no fue la primera. ¿Cómo lo puedo asegurar? Porque  el articulista anónimo, por lo visto furibundo comecuras y más que liberal, jacobino, se va de largo criticando que los católicos hacen y deshacen pasándose las leyes por el arco del triunfo.

            Como se aprecia, el camino por la fecha precisa es complejo y arduo, pero al menos contamos con ciertas evidencias. Sucede otro tanto con el hecho un tanto baladí para algunos, de saber si la imagen originalmente tenía cruz de madera. En lo personal pienso que sí y por eso le tomo la palabra a mi gran amigo el ingeniero Esteban Vergara Cortés, que compartió recientemente una fotografía de su autoría que circula profusa en redes sociales. Es una foto de los años 70 que evidencia que la imagen tenía una cruz, aunque la de ese momento solo que era de cartón. Recordar en todo caso que el DNJ es un nazareno, es decir, una imagen de Jesucristo camino al Calvario donde va a ser crucificado.

            El Calvario, por cierto, es el nombre más común con el que se llama al Santuario.

            Disfruten mucho la Fiesta, en la siguiente entrega me reporto con los tres lectores de esta columna para compartirles la imposible crónica de este magno evento.