
REGION ORIENTE, Méx.- La Maestra en Ingeniería Ambiental, Beatriz García, se concentra en lograr que se prohíba el uso de insecticidas altamente tóxicos, que ocasionen peligro y muerte a las abejas:
“El llamado Síndrome del Colapso de las Colmenas es como una historia de fin del mundo en donde, misteriosamente, las abejas mueren o se extravían y no pueden volver a su reducto, por lo que sus poblaciones se diezman inexplicablemente”.
La respuesta a este problema no es única, obedece a un cúmulo de acciones que actúan aisladamente o haciendo una mortal sinergia.
Si las abejas desaparecieran, se desencadenaría una crisis alimentaria sin precedentes a nivel mundial, ya que el 70% de los principales cultivos para consumo humano dependen de este tipo de polinización.
Además, se acabaría la biodiversidad de las plantas silvestres con flor, pues estas dependen en un 90% de la polinización de las abejas.
Si esto sucediera, el ser humano sería incapaz de mantener el sistema de producción de alimentos de manera artificial. Si las abejas desaparecen en un periodo inferior a diez años, la vida en el planeta colapsaría por una repentina falta de alimentos y eso significaría una reducción drástica de la población derivada de pandemias de hambruna.
Lo mismo pasaría con el ganado; al verse afectados gravemente los animales herbívoros por la disminución de plantas disponibles para su consumo. Es un tema para atender con la seriedad que amerita.
De acuerdo a la candidata de MORENA a la diputación del distrito XXVlll, actualmente, existe un grave problema por el despoblamiento exponencial de las abejas.
Las amenazas a las que se enfrentan son diversas, como la intoxicación por la aplicación masiva de insecticidas y otros productos químicos.
Los neonicotinoides, que aparecieron en los años 1990 y se convirtieron en los pesticidas más utilizados del mundo, atacan el sistema nervioso de los insectos polinizadores; por un lado, las abejas y los abejorros se desorientan y no logran encontrar su colmena, y por el otro, la sustancia de los pesticidas también altera el esperma de los machos.
La mezcla de estas sustancias interfiere en los circuitos de aprendizaje del cerebro de los insectos, los vuelve más lentos a la hora de aprender o se olvidan por completo de asociaciones básicas para su supervivencia, como relacionar el aroma floral y la comida; entonces, las abejas mueren porque no son capaces de alimentarse.
A lo anterior, se suma la gravedad de que estos plaguicidas tóxicos son responsables de contaminar nuestro aire, suelo y agua, causando daños de gravedad a la salud humana, relacionados con enfermedades como leucemia, alzheimer y cáncer. Y aún así, se siguen utilizando en México, a pesar de que el 23 de mayo de 2001 nuestro país firmó el Convenio de Estocolmo.
En su calidad de candidata a la diputación, Beatriz García está dispuesta a dar batalla para la protección de las abejas y la preservación de una actividad económica relevante en la región, como es la producción apícola, que tiene la gran ventaja de ser sustentable, pero depende directamente del bienestar de estos vitales insectos.
Ella afirma que hay una ofensiva global de las corporaciones transnacionales productoras de estos agrotóxicos, que buscan impedir los intentos de regulación internacional, regional o nacional para restringir o prohibir su uso; y ante esta situación, es imperativo rediseñar el marco regulatorio de los plaguicidas en México, para poder cumplir eficazmente con las obligaciones constitucionales de protección de los derechos humanos con las recomendaciones en esta materia realizadas por la Organización de las Naciones Unidas, en lo que toca a productos químicos y sus residuos y en el derecho a la alimentación.
Se requiere voluntad política de las autoridades y de una visión distinta del desarrollo en condiciones de equidad y justicia para la mayoría de la población, que ponga en el centro la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos a la salud, a un medio ambiente sano y a una alimentación sana, suficiente y adecuada. Afortunadamente, remata Bety García, hay alternativas agroecológicas para el control de plagas, plantas no deseadas y enfermedades, que practican ya organizaciones campesinas e indígenas, además de existir un sector de la agricultura orgánica en expansión. Sin embargo, estas buenas prácticas requieren respaldo institucional con cambios en las políticas agrícolas encaminadas a programas de apoyo a la agroecología y producción orgánica, especialmente en la producción de pequeña escala.
El proyecto de decreto para reforma el Artículo 2.164 de la Ley de Apicultura del Estado de México (Fracción Tercera del Código para la Biodiversidad del Estado de México; Artículos 33 y 34)).