
Alma Abilene Figueroa López
ATLAUTLA, Méx.- Durante tres décadas Luis Jorge Estrada se ha dedicado a raspar maguey para extraer agua miel, oficio que aprendió en su adolescencia con su abuelo.
En entrevista para AMAQUEME, el casi septuagenario informó que su producción diaria es de 16 litros de agua miel, los cuales son suficientes para preparar 400 litros de pulque, aunque reconoció que la “semilla” se la traen de Tlaxcala.
En la actualidad, Jorge Luis es en Atlautla uno de los “tlachiqueros” con más años dedicándose a ello.
Contó que su pulque lo comercializa en este municipio y en los tianguis de Ozumba.
“Cuando hablo de semilla, hablo de pulque, así se le llama, lo voy separando y lo pongo a fermentar en tambos, se trabaja con su agua miel y se prepara para la venta”, expresó.
Indicó que “la semilla” es pulque de la mejor calidad que se va procesando con más agua miel.
Señaló que fue de su abuelo de quien aprendió a raspar el maguey, lo cual empezó a hacer por curiosidad y después por necesidad.
“Aprendí de mi abuelo, después de mi tío, la curiosidad me hizo aprender, a veces tenía mucha sed y me robaba el agua miel, con una vara de haba que está hueca por dentro, la metía y absorbía el agua miel”, relató.
Externó que empezó a raspar y a producir pulque desde que sus hijos estaban pequeños y entraron a la escuela, que le sirvió de medio para ayudarlos en sus estudios.
Precisó que el tiempo de producción de agua miel en un maguey es muy variado, va desde los cuatro meses hasta un año, raspando de día y de noche.
“Un maguey puede darnos agua miel de diez meses a un año, todo dependerá de cómo se raspe, si está soleado el agua miel será dulce, si está nublado estará desabrido, pero mantendrá sus propiedades”, explicó.
Con respecto a las herramientas que emplea, mostró tres tipos de raspadores, los cuales tienen tamaños diferentes y serán utilizados durante el tiempo que el maguey produzca agua miel.
“Se raspa dos veces al día, en la mañana y en la tarde, se utiliza el raspador y según vaya la altura del maguey varía el tamaño del raspador que usemos”, puntualizó el entrevistado.
“Yo trato de que la calidad que ofrezco sea la mejor, pero todavía no tengo lo suficiente para que yo pueda manejar mi propia semilla, necesito como mínimo 30 magueyes en producción”, estableció
Dijo que aun cuando no tiene la fecha exacta en la que empezaron a raspar en Atlautla, estimó que son bastantes años, ya que desde niño recuerda a personas que se dedicaban a ello.
“Yo tengo 68 años y desde que tengo uso de razón ya raspaban, estamos hablando de que puede ser más de un siglo”, asentó.
Por otra parte, Jorge Luis consideró que por los diferentes mitos acerca del pulque, la producción bajó, incluso el consumo.
“La producción ha disminuido, actualmente en el municipio ya sólo somos tres personas las que raspamos, en parte fue por la mala fama de que decían que al pulque le ponían muñeca o pastilla y eso no es cierto, el pulque es de lo más limpio”, afirmó.
Sostuvo que actualmente pocos dan garantía en un pulque, sin embargo, él como productor da 20 días de garantía de que no se echará a perder su producto y se podrá consumir sin problema alguno.
“La calidad de pulque la clasifico de acuerdo a la variedad de magueyes, yo sólo trabajo con carricillo, ayoteco y manso, considero como el mejor al carricillo porque da poca agua miel pero es muy dulce”, refirió.
Aseguró que de acuerdo a la tradición, antes de empezar a sacar el agua miel se debe pedir permiso, ya que si no se hace, en ocasiones el maguey se seca.
“Para picar un maguey tengo que pedirle permiso a la diosa Mayahuel, diosa del maguey, para avisarle que vamos a trabajar”, explicó.
Actualmente pretende que la tradición de raspar la preserve y continúe su familia, pues sus hijos y nietos mayores ya saben del proceso, incluso sus nietos pequeños le ayudan a recoger el agua miel en algunas ocasiones.
“Todos mis hijos saben raspar maguey, aunque por sus trabajos no se dedican al 100% a esto, pero si algún día yo no puedo, ellos hacen el trabajo”, finalizó.