14 de marzo
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Jorge Martínez Cordero

   CHALCO, Méx.- Isaías Tovar Hernández vive de la venta de bolsas de dulces y botanas, su único ingreso con el que mantiene a su  esposa enferma.

    Dos días a la semana, recorre calles de diferentes colonias para ofrecer cacahuates, almendras, pepitas y palanquetas que vende a cinco pesos.

   Nada tendría de extraordinaria su historia, salvo que Isaías tiene 85 años de edad y sigue trabajando pese a sus notorias limitaciones físicas.

   Tranquilo en su hablar, el señor Tovar confesó que tiene cinco hijos, dos mujeres y tres varones, pero cada quien ya hizo su vida y bien aparte.

   Confió que su esposa, de quien omitió su nombre vive postrada en una silla de ruedas, debido a un padecimiento, pero una de sus hijas le ayuda a cuidarla, mientras él sale a ofrecer sus productos.

    A una pregunta del reportero, prefirió abstenerse de tocar su vida familiar.

    Comentó que los miércoles y domingos son los únicos días de la semana que desde temprana hora sale de su casa a trabajar, ofreciendo sus golosinas a transeúntes y automovilistas por las calles del mismo conjunto Portales de Chalco, donde vive con un sobrino.

    Un día antes prepara su variada mercancía, que cuelga de un aro metálico hecho por el mismo y durante  tres o cuatro horas busca a su clientes o se para en una gasolinera ubicada en Porta del Sol y carretera Chalco-Mixquic para ofrecerla a automovilistas que llegan a cargar combustible.

    En esta estación, por el número de clientes, Isaías aprovecha para  vender la mayoría de sus dulces, para posteriormente, alrededor de las 13 horas, empezar a caminar por otras calles, ofreciendo a transeúntes para terminarla y regresar con unos pesos en la bolsa.

   “En la gasolinera algunas veces me va bien porque, además de que me compran mis dulces los mismos conductores me regalan cinco, diez y hasta los 20 pesos, Dios siempre me bendice”, confió el entrevistado.

   Señaló que los domingos hace la misma rutina, pero en el tianguis que se instala dentro de la unidad, donde mucha gente le apoya comprándole y esos días termina más temprano de trabajar.

    La tarde del miércoles 16 de febrero, el reportero gráfico de  AMAQUEME siguió el camino del octogenario por algunas calles.

   De caminar lento e inseguro, casi arrastrando los pies en su desgastado calzado, Isaías dirigió sus pasos a la avenida Portal del Sol para terminar sus últimas bolsitas, ya sin éxito.

 “A veces se vende bien, otras no, pero esto de la venta así es, hay que echarle para delante, no hay que desanimarse”, aseveró.

Isaías hizo una recomendación a la juventud:  “aprovechen lo que tienen ahora, su juventud para hacer cosas buenas, para trabajar honradamente y estudiar, no anden por ahí robándole a la gente inocente y trabajadora, tienen que aprender a ganarse su dinero, es la única forma de que saldrán adelante”.

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