13 de marzo
14-A

De pelos y huellitas

Nasrhú López Córdova

Seguimos con el dedo en el renglón, todavía está fresca la imagen dantesca de los 100 perritos que aparecieron ahogados en la fosa de lixiviados del relleno sanitario de Amecameca, de esto hace ya dos meses.

Para muchos ese fue un episodio lamentable que ya quedó en un rincón de la memoria como una amarga escena que es mejor olvidar.

Sin embargo, hay un pequeño equipo de rescatistas -agrupados en la Asociación Civil Somos su Voz, a la que pertenece mi hermana Violeta- que siguen trabajando para evitar que se repita una tragedia de esa magnitud.

Como relatamos hace algunos artículos, este equipo se dio a la ardua tarea de apoyar a las familias de pepenadores que tienen ahí mismo a perros que han adoptado, los animales atendidos suman 48.

El apoyo consistió en llevárselos a esterilización y mantenerlos en resguardo en tanto lograban su recuperación, la cual se calculaba en un máximo de 5 días. Pues el 23 de abril se hizo el trabajo de esterilizarlos y es el día que no han logrado entregarlos a todos, las complicaciones no se hicieron esperar: por un lado, son animales medio desnutridos y esa condición los lleva a una cicatrización más lenta, que en varios casos presentó infecciones; otros perritos se quitaron los puntos, incluso unos se los quitaban a otros, por lo que hubo que suturarlos de nuevo tratando de evitar que se rompieran los puntos otra vez, tarea fallida, en varios casos de plano se les tuvo que dejar en la clínica sin sutura y con vigilancia constante para que sus heridas cerraran solas, pues no podían hacerles una tercera intervención; finalmente, algunas perritas que ya estaban embarazadas sufrieron depresión postoperatoria, así que hubo que tenerlas en observación para que se reanimaran comiendo y estabilizando su desajuste hormonal.

Como ven, la tarea no ha sido nada sencilla, hoy, 43 días después, quedan todavía resguardados en la clínica 13 perritos, y desde entonces a la fecha, todos los días sin falta se turnan entre 3 personas -Violeta, Leonel y Martha, con apoyo eventual de otras cuatro- para ir a alimentarlos y limpiar todos los excrementos, además de ir regresando por tandas a los que ya están listos para volver a su hogar entre las montañas de basura, donde también habitan las familias que los acogen.

Por cierto, les comparto un dato curioso que me relató mi hermana después de asistir a un curso para entrenamiento canino con juguetes.

Resulta que los perros callejeros -y no se diga los que viven en el basurero- son bastante amigables porque tienen a su disposición un mundo de olores que rastrear, y eso los distrae, los cansa y los relaja; los canes que están amarrados se estresan intensamente porque no pueden gastar energía suficiente, tanto por la falta de movilidad como por la redundancia de olores que los fastidia.

Es casi el único consuelo que puede darnos ver a un peludo deambulando por las calles o entre la basura, pero no es suficiente, hay otras formas de procurarles ese universo olfativo sin que estén sometidos a todo el sufrimiento de malvivir en esa condición.

Y a donde quiero llegar con esta reflexión es que, las y los rescatistas están francamente desesperad@s, por cada animal que logran poner en adopción responsable, al mismo tiempo están abandonando a 100 más, ¡es una tarea imposible!

Para asustarse un poco con las estadísticas: en México se calcula que hay entre 23 y 28 millones de perros, de los cuales el 70% está en situación de calle, o sea ¡unos 20 millones de canes!, al menos el 80% porque fueron abandonados.

Por supuesto, somos el país que ocupa el deshonroso primer lugar en abandono animal en toda América, y el tercero en maltrato.

 Dejamos fuera de esta numeralia a los gatos, que también son un grave problema de salud pública, sólo que menos visible, y por lo mismo, más difícil de cuantificar, pero ténganlo en el radar, porque también amerita atención urgente.

Esta información y mucha más, nos debe llevar necesariamente a pararnos a reflexionar con seriedad, entre diferentes niveles de gobierno y sociedad, qué vamos a hacer para detener este flagelo, no es posible seguir así, nos está afectando en muchos niveles, y más de lo que nos imaginamos, a los peludos en primera instancia, pero a la flora y fauna silvestre también y a nosotr@s en nuestra salud física y emocional.

Tendré que seguir escribiendo de estas afectaciones en el siguiente artículo, pues amerita.

Por ahora quiero cerrar haciendo un reconocimiento muy agradecido a las y los héroes sin capa que se fletan poniendo dinero, tiempo, esfuerzo y corazón en paliar hasta donde les es posible esta dolorosa realidad.

Además de l@s ya mencionad@s Violeta, Leonel y Martha, también quiero mencionar muy especialmente a Claudia que facilitó las instalaciones para albergar a toda esta banda de perros, así como a Rosalía, Nelly, Juanita y David que han estado apoyando a Somos su Voz, A.C. en las tareas de limpieza.

Y más allá del caso concreto de los perros del relleno, también es muy importante que le demos las gracias y apoyemos a otras rescatistas de nuestra región: Amaranta y Sabina de Tlalmanalco, Ruth en Tenango del Aire, las guerreras de Manada Perruna en Juchitepec y a Maribel de Huellitas.

Seguramente estoy dejando fuera a más heroínas y héroes anónimos que dan la batalla un día sí y otro también, perdónenme por no saber sus nombres, y avísenme para darl@s a conocer, lo merecen.

Otr@s que hay que aplaudir son las y los doctores que se solidarizan prorrogando el pago de las interminables cuentas de los rescatistas a quienes dan siempre precio amigo, sin ellos el número de rescates y esterilizaciones sería significativamente menor.

En Amecameca van las cumplidas gracias a los doctores Javier, Aseret y Nadia, siempre puestos y dispuestos a ayudar.

Seguramente en toda la región hay más veterinarios solidarios, sólo que no conozco sus nombres.

Desde esta pequeña tribuna aplaudo su labor y la difundo en aras de ayudar a hacer más conciencia sobre el problemón que tenemos encima y el valor cívico de ustedes para entrarle al toro.

Insisto, la labor es titánica, para esta intervención de 43 perros y 5 más que llegaron después se contó con $15,000 pesos de donación por parte de la diputación local y el ayuntamiento de Amecameca, así como $5,000 más por parte de sociedad civil.

Muy buenos pero obviamente insuficientes. Somos su Voz AC va a seguir trabajando en el relleno, llevándose a esterilizar tandas pequeñas por mes, unos 5 peludos cada vez.

Si dejan de ir a tirar perros al relleno -en su mayoría cachorros- en un año podrá hablarse de una situación controlada. Veremos…

Nos leemos en la próxima, ya saben qué hacer si ven animalitos en desgracia o en peligro, éntrenle al toro por los cuernos, o lo que es lo mismo, resguarden con responsabilidad al perro… o al gato.