12 de marzo
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Joel Avelar de León

   SAN ANTONIO ZOYATZINGO, Méx.- Vicenta Aguirre Páez, de 63 años se mantiene sola vendiendo tortillas hechas a mano y tacos de guisado.

   Ella vive en un solar sin luz donde construyó tres cuartos y un baño con tablas y techos de lámina de fierro.. Su vulnerable situación económica es evidente.

 Vicente fue la afortunada ganadora de una despensa que le obsequió AMAQUEME con motivo del diez de mayo.

   Con ese propósito, el pasado lunes ocho de mayo se publicó una invitación para que la comunidad regional recomendara a un ama de casa en situación vulnerable que necesitara el apoyo antes referido.

   Del número de recomendaciones, llamadas telefónicas, solicitudes e informes que recibió AMAQUEME, el de Vicenta destacó por sobre todos, por su real necesidad de dicho apoyo.

   La tarde del miércoles diez, bajo un persistente “chipi chipi”, los reporteros de este medio de comunicación llegaron a su humilde vivienda situada a un lado de la exvía del ferrocarril.

   Luego de esperar algunos minutos, arribó Vicenta manejando su triciclo donde carga ollas y canastas con el que recorre calles de esta delegación para ofrecer, cinco días a la semana, tortillas y alimentos que ella misma prepara.

   Llegó acompañada de Elizabeth, una de las personas que se comunicó a AMAQUEME para contar la historia de esta señora y asegurar que verdaderamente, dada su crítica económica, requería del apoyo ofrecido.

    Antes de que el reportero informara a Vicenta que había sido ganadora de una despensa, gentil y solícita lo invitó a pasar a su morada.

   Lo hizo en uno de los dos cuartos que ocupa para dormir, literalmente en el suelo, pues sólo cuenta con dos colchones, un desvencijado sillón de color guinda desgastado, una mesita de madera y un par de sillas.

   Ese cuarto, como los que tiene en el resto de su precaria vivienda, carece de luz, porque recientemente, confió al reportero, se la cortaron por la falta de pago y lleva varios días alumbrándose con velas.

   Conmovida, la señora agradeció el apoyo y confesó que ella se mantiene de los alimentos que vende, pues aun cuando tiene hijos, ellos ya hicieron su vida aparte.

   Este medio de comunicación invita a la comunidad regional a conocer esta historia de vida y a consumir lo que vende Vicenta.

La despensa consistió en productos de la canasta básica, legumbres, carne, fruta, galletas y una caja de leche.

    Lloviendo aún, los reporteros se despidieron de doña Vicenta.