
Joel Avelar de León
ECATZINGO, Méx.- De niño, acompañado de sus padres, Félix corría a esconderse al monte cuando entraban al pueblo tropas carrancistas durante la revolución.
Tenía entonces siete u ocho años, fue hijo único y antes de morir, sabiendo de su inminente destino, su padre don Simón Canales habló con una hermana Lorenza para que se hiciera cargo de él.
“Chuchito” acaba de cumplir 113 años de edad. Nació el 12 de mayo de 1910 en esta población pegada al Popocatepetl, donde abundan las personas que rebasan los 90 o 100 años, como es su caso.
El sábado 20 de mayo, el reportero de AMAQUEME lo entrevistó en su casa, a donde llegó de niño a vivir con su tía y nunca volvió a cambiar de residencia.
Su sobrina María de la Luz Pineda Vergara confió que su tía Lorenza lo crío y vio por él hasta su fallecimiento., en 1972, cuando quedó a cargo de su hija Sofía Vergara Yáñez.
Ella fue madre de la entrevistada y murió en el 2011.
A partir de entonces, lo cuidan sus sobrinos-bisnietos Enrique, María de la Luz, María Isabel y Flor María Pineda Vergara, hijos de Sofía Vergara
Actualmente María de la luz lo cuida, es bisnieta de Lorenza Yáñez Valencia, tía de “Chuchito”.
El reportero se sorprendió cuando fue informado que don Félix Canales Casaval nunca se casó, siempre ha vivido con su sobrina, quien ve por él, apoyada por sus tres hermanos, que quieren a Félix como su abuelo, aunque en realidad sea su tío.
María de la Luz comentó que “Chuchito” no padece ninguna enfermedad, únicamente ha ido perdiendo la capacidad auditiva, pero ve muy bien, duerme más de 12 horas diarias, se retira a descansar a las seis o siete de la tarde y se despierta regularmente después de las 10:30 del día siguiente.
“Desayuna y come, antes de irse a dormir sólo toma un té, leche y pan, ya no cena”, refirió.
Atribuyó su longevidad a la vida sana y tranquila que lleva.
Reveló que “Chuchito” no tiene ningún documento personal de identificación, ni acta de nacimiento ni fe de bautismo, porque se quemaron en un incendio registrado en su casa hace muchos años, ni tampoco tienen nada de él en el registro civil del municipio.
Del por qué el sobrenombre de “Chuchito”, explicó que se lo puso una de sus sobrinas porque no le podía decir Félix y así empezó a llamarlo.
Platicó que hace alrededor de 20 años dejó de ir al monte, por su avanzada edad, pero lo hacía diariamente porque sembraba árboles frutales o flores como alcatraces, azucenas, margaritas y chayotes.
María de la luz contó que su tío tiene un don, pues sabe pedir agua a los “Cacaxtlex”, espíritus del monte que le cumplen sus plegarias, dos o tres días después.
Dijo que él mismo les platicó que con su madre Pascualita y su padre Simón se refugiaban en el monte cada que entraban a Ecatzingo los soldados de Venustiano Carranza, tropa enemiga de los zapatistas.
“Nos contaba que para no bajar al pueblo ni delatar su ubicación, solamente podían comer raíces y hierbas”, comentó.
Félix nunca ha abandonado esta comunidad que lo vio nacer el siglo pasado; hasta hace pocos años seguía una rutina diaria que fue abandonando periódicamente por su edad.
Cerró la entrevista con un comentario que confirma la bondad e inocencia de Félix, al asegurar que aún cree en los reyes magos y con mucha ilusión espera su llegada para ver lo que le traerán, por ello, sus sobrinos siempre le dan un regalo, para no dejar pasar tan significativa fecha para él.
Chuchito” saben perfectamente su edad, pero desde años atrás, cuando le preguntan en su cumple años cuántos va a cumplir, sólo responde, “los años nomás pasan”.