13 de marzo

OZUMBA, Méx. Uno de los lugares más emblemáticos y que dan identidad a este municipio es la parroquia de la Inmaculada Concepción, templo construido de 1696 a 1717 y que cuenta con un retablo que cubre todo el muro principal.

Entrevistado por AMAQUEME, José Guillermo Arce Valdez, historiador con una maestría y un doctorado en Historia del arte, explicó quiénes son los santos que acompañan a la Inmaculada Concepción en el retablo mayor.

“En la predela (parte baja de los retablos) están los doce apóstoles, en el centro la Inmaculada concepción y en el primer cuerpo está San José, San Juan Bautista, San Antonio de Padua y Santo Domingo de Guzmán”, refirió.

Dijo que en la parte de arriba o segundo cuerpo, está San José (una escultura no muy antigua que se percibe a simple vista); a los lados los padres de la virgen María: Joaquín y Ana, también San Luis de Tolosa y San Agustín.

“En el tercer cuerpo está San Francisco de Asís, que es el fundador de la orden religiosa a la que pertenecía este edificio, posiblemente San Bernardino de Siena y San Diego de Alcalá. En los extremos están el Rey David tocando el arpa y Santa Cecilia de Roma tocando el órgano”, destacó.

Dijo que es algo muy curioso que esos santos estén en el retablo, esto debido a que no son santos a los que se vea con frecuencia en los templos. “En la parte superior está Dios Padre”.

El historiador, quien se ha dedicado a proyectos de investigación y de divulgación del conocimiento histórico, mencionó que el retablo mayor es la obra fundamental y esencial del templo.

“Tiene dos inscripciones en la base de dos esculturas, estas se encuentran en el primer cuerpo y representan a San Antonio de Padua y San José, el esposo de la Virgen María; tienen una inscripción que rodean la base y dice: Francisco Peña Flor “mefiso” (es decir: me hizo) año de 1730”, expresó.

Resaltó que estos datos indican que aunque el templo se terminó en 1717, fue hasta el año de 1730 que tuviera su retablo.

“La construcción de retablos se prolongaba por años y eran obras costosísimas; cuando había recursos, los retablos podían construirse en un lapso de uno o dos años pero a veces no todas las comunidades, poblaciones o corporaciones podían pagar la construcción del retablo”, aseguró.

Puntualizó que, en algunos casos, se terminaba el trabajo de tallado del retablo pero ya no se doraba.

“En el caso de Ozumba, el retablo mayor está perfectamente dorado y tiene unos “estofados”; es decir, unas policromías increíbles, es una de las cosas más interesantes de ese retablo”, expuso.

Destacó que hasta ahora no se ha estudiado el origen de esos estofados, ni su significado.

“Las dimensiones de la obra nos llevan a considerar que debió haber sido una obra costosa porque cubre por completo el muro principal del templo; asimismo, no incluye pinturas sino sólo esculturas y relieve, lo que debió disparar el costo”, insistió.

Mencionó que para bajar el costo de los retablos anteriormente se usaban pinturas ya que utilizar óleo sobre tela abarataba mucho el costo.

En cuanto a la escultura de la Inmaculada Concepción, aseveró que tanto la túnica como el manto se doraron completamente, después se pintaron y finalmente se hizo el esgrafiado, es decir, raspar con algunos instrumentos para crear figuras.

Las principales figuras que tiene el manto son: flores, símbolos marianos y dos veces el nombre de la virgen María.

“El trabajo de esgrafiado es muy detallado, yo no había visto, no conozco hasta ahora una escultura de esa época con tal cantidad de esgrafiado, si viéramos la túnica está marcada con hilos dorados muy delgados que desafortunadamente el paso del tiempo ya no los hace perceptibles, pues se ha acumulado mugre en esos hilos; a pesar de eso, sigue siendo una pieza extraordinaria con una policromía extraordinaria realmente”, finalizó el entrevistado.